Una verdadera realidad a la que estamos sometidos en pleno siglo XXI, es a las múltiples actividades a las que nos dedicamos y el poco espacio que tenemos para poder llevarlas a cabo, víctimas de la masificación urbanística existente que nos deja como resultado micro apartamentos.
Bien, pues parece ser que el arquitecto holandés Nils Holger Moormann ha encontrado una de las soluciones para este problema. Con un simple gesto ha conseguido centrar todas las actividades en un punto, para así liberar el resto de la estancia sin renunciar a nada, se lo contamos a continuación.
Todo en uno
Este proyecto nace de la necesidad del nuevo propietario al querer conseguir un espacio destinado al retiro de la urbe, sin tener que renunciar a ninguna de sus aficiones ni tampoco a una planta libre y despejada. Es así como a Nils Holger Moormann se le ocurre la idea de centrar todas estas actividades en un punto exacto para delegar la paz al resto del espacio.
¿Y cómo lo hace? Fácil, después del derribo de los tabiques existentes, y sobre una planta totalmente diáfana, se coloca en el centro un cubo de madera de grandes dimensiones, que genera espacios destinados a mil actividades, leer, descansar, dormir, charlar, aparcar la bicicleta, almacenaje, generando una planta abierta, dinámica y muy fluida.
Soluciones estratégicas
El plan de acción es claro y sencillo; la colocación de este cubo es en sentido diagonal a las paredes perimetrales, y esto tiene una clara intención, ya que generar esquinas y ángulos en un espacio abierto, es el recurso infalible para poder tener un espacio abierto organizado y sectorizado, sin tener que poner barreras de por medio y conseguir una planta abierta iluminada y sobretodo comunicada.
Todo esto ocurre bajo un telón de fondo en el que la madera de pino natural cubre cada una de las superficies, acompañada del color negro en cada escena y junto con el cubo de madera, protagonista de la obra, se consigue una vivienda muy sencilla y contemporánea digna de cualquier urbanita.
Mueble camaleónico
Como les veníamos comentando, a este artilugio no le falta de nada; tras subir las escaleras, dentro de las cuales, gracias a unos cajones, se puede almacenar una infinidad de objetos, llegamos a la “habitación”. Una cama corona el cubo y se hace partícipe de todo lo que sucede a su alrededor, para no perder detalle.
En otro de los costados, se enmarca la bicicleta del propietario en un lugar funcional como aparcamiento o a veces unas manos lo sostienen como trofeo tras su vitrina de color negro.
Cómodo, versátil y funcional
También se reserva un lugar para el relax, para tumbarse, para charlar o leer un libro en un espacio formado por unos asientos que a su vez sirven como cajas para el almacenaje y una mini biblioteca. Sin duda se respira versatilidad y funcionalidad.
Como la cueva de Alí Baba
El interior de este cubo de madera, multiplica el espacio de la vivienda, una despensa para dejar provisiones del mes o el material de limpieza. Y lejos de olvidar la estética de las aburridas despensas, se le da un giro, y se crea un espacio sofisticado y limpio, con iluminación integrada, para una casa libre de obstáculos y recogida.
Útil y sofisticada
La cocina, en uno de los extremos de la planta, también se complementa por este gran mueble. Por un lado, con una distribución línea, pegada a la pared, una línea de muebles lacados en negro con encimera de cuarzo blanco. Por el otro, saliendo del cubo una mesa de madera en la zona que se convierte en comedor cuando se necesite o en almacenaje extra con pizarra incluida.
Para todos los públicos
¿Y que pasa cuando hay visita? De fondo, en la biblioteca se encuentra una gran mesa de madera que como sucede en el resto de la vivienda, versatilidad es su apellido, y tanto puede hacer de espacio de estudio como un digno lugar para albergar comidas y cenas.
Unión y mucha coherencia
Se consigue una gran sensación de continuidad en todo el espacio gracias a los planos horizontales, suelo y techo, revestidos con materiales continuos como son el hormigón y la madera de pino, que recorren toda la planta y unen los espacios en uno, convirtiéndolos en un proyecto unido , abierto y ansioso libertad.
Se consigue una gran sensación de continuidad en todo el espacio gracias a los planos horizontales, suelo y techo, revestidos con materiales continuos como son el hormigón y la madera de pino, que recorren toda la planta y unen los espacios en uno, convirtiéndolos en un proyecto unido , abierto y ansioso libertad.
Para más información visiten: Nils Holger Moormann
Vía: habitissimo
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