La llegada de la primavera, el sol y el buen tiempo son sinónimos de ocio al aire libre y qué mejor manera de pasarlo que disfrutando de nuestra piscina. A todos nos gusta que esté en perfecto estado para su uso y disfrute y, para ello, en el post le daremos varios consejos para elegir desinfectantes de piscina, sus distintas variantes y le ayudaremos a elegir el adecuado para cada piscina, usuario o uso concreto.
1. Cloro
Al hablar de desinfectantes lo primero que a uno le viene a la cabeza es el cloro. Desde luego, es el método de desinfección para la piscina más conocido y usado, pero en la actualidad existen diferentes tipos dependiendo del uso concreto que quiera darle, pudiendo elegir entre cloros rápidos o de choque, cloros lentos o multiefectos.
Cloro líquido
Dentro de la familia de los cloros es posiblemente el formato usado más antiguo. Tiene una vida útil bastante corta y, por ello, debe ser aplicado 1 o 2 veces al día. Se puede usar tanto para mantenimiento como para tratamiento de choque.
Cloro rápido o de choque
Este tipo de cloro tiene una efectividad del 50 al 60%, lo que deriva en un efecto intenso pero de vida útil corta. Esto lo hace especialmente efectivo cuando llena la piscina con agua nueva o cuando la encuentra verde y necesita tenerla en estado óptimo en el menor tiempo posible. Existen diferentes formatos de cloro rápido o de choque, como granulado o minitabletas.
Cloro lento
El cloro lento es el producto más usado en labores de mantenimiento debido a su disolución lenta. Una sola dosis permite tener la piscina protegida por un período de 7 u 8 días. Puede encontrarlo tanto en granulado como en tabletas de 200 g.
Cloro multiefectos
Este producto es un preparado de mantenimiento para la piscina, que usa como base de cloro lento en una combinación principalmente con algicida y floculante. Actualmente hay formatos que van desde los 3 efectos hasta los 10, en vez de añadir estabilizadores de pH o anticalcáreos, entre otros. Al igual que el cloro lento, su durabilidad está entre los 7 y 8 días lo que, unido a su combinación con otros químicos de gran valor para el mantenimiento de las aguas, lo convierten en uno de los productos más demandados. Existen otras variantes multiefectos denominadas multifunción o bicapa que constan de la misma composición, aunque se diferencian en que son más compatibles para piscinas de materiales más delicados como el liner.
2. Oxígeno, activo y bromo
Tanto el oxígeno activo como el bromo son sustitutos del cloro. Son sobre todo recomendables tanto para piscinas cubiertas por su ausencia de olor, como para personas que puedan padecer de algún tipo de sensibilidad cutánea o intolerancia al cloro. Son productos de disolución rápida, por lo que su aplicación deberá ser repetida de manera diaria.
3. Cloración salina
El clorador salino es un sistema de desinfección se caracteriza por conseguir un efecto lo más natural posible y muy similar al agua marina. Con ello, todas su ventajas como el cuidado de la piel y la ausencia de molestos e intensos olores no irrita los ojos ni produce daños en personas con sensibilidad cutánea o a los productos químicos. Este tratamiento se produce al echar entre 4 y 6 g de sal por litro de agua en combinación con un aparato eléctrico que crea electrolisis, es decir, la separación de las moléculas de la sal, para conseguir cloro. Su mantenimiento es tan simple como añadir sal cada 1 o 2 años en función de la pérdida de agua que se produzca por evaporación, salpicaduras o productos de los vaciados que le haga a la piscina.
Existen otros métodos menos frecuentes que los mencionados, como el ozono, la hidrólisis o la desinfección por ultravioleta.
Vía: Leroy Merlin
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