Novedosos productos gourmet, cosméticos y de decoración realizados con esta flor se comercializan en este establecimiento ubicado junto a la madrileña Plaza Mayor, y que albergó antaño una zapatería.
El cliente quería que el espacio trasmitiese las características de este producto, que él mismo describió como minúsculo, ligero, pero muy apreciado y con un gran componente de tradición.
Con esta intención se plantea un sistema de luminarias y expositores colgantes en el techo que crean una topografía de hebras a lo largo del local, dejando limpio el plano del suelo para darle mayor protagonismo al espacio. Se tratan de elementos lineales rojos, de los que se suspenden cajas transparentes en las que se disponen puntos de luz o productos según la zona de la tienda.
Estos expositores y luminarias suspendidos en el aire evocan la ligereza y el valor de la flor del azafrán.
El resto de la envolvente del local evoca a la tradición. Para ello se utilizó un esquema cromático y material que responde al típico de las edificaciones donde se realizaba la recolección y tueste del azafrán: construcciones con suelo pétreo, paredes encaladas con pequeños huecos y techos con entrevigados de madera.
Estas pequeñas hornacinas que colonizan las paredes funcionan como complemento a las urnas que cuelgan del techo y a un mueble-expositor que comparte el lenguaje planteado en el proyecto.
Al exterior, se ha conservado la fachada original, totalmente transparente, para que la visión de la tienda y de la topografía del techo sea total y atraiga la atención del peatón.
Para más información visiten: Zooco Estudio, La Melguiza
Vía: diarioDESIGN
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