
La clave pasa por integrar la terraza de la planta superior en el espacio interior del mismo nivel, convirtiendo el conjunto en un área grande y diáfana, en la que, sin embargo, se pueden distinguir cuatro zonas.
Dos cubos de DM lacado consiguen crear dos ambientes de comunicación familiar: la cocina y la sala de estar. Por otra parte, el exterior cuenta con otras dos áreas de relax.

En la parte inferior de la vivienda, por su parte, se han proyectado dos suites con baño incorporado en cada una de ellas.
La iluminación de la vivienda es otra de los protagonistas. Lógicamente el espacio debía respirar el ambiente de una casa de vacaciones. Como ya hemos dicho, el color blanco de las paredes es uno de los grandes responsables por la luminosidad que genera de por sí. Por otra parte se ha hecho un estudio a conciencia de la iluminación artificial – para la cual se ha contado con la firma Artemide – de cara a transmitir las emociones y sensaciones que se buscaban.

El toque final lo ponen las líneas simples del mobiliario de la cocina de Zania, las sillas de la danesa Hay, la butaca de De La Espada, el sofá de Temas V, los revestimientos para el baño de Vives y Porcelanosa y, por supuesto, las piezas de Susanna Cots Interior Design.
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Vía: diarioDESIGN
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