
La distribución gira alrededor del antiguo patio, donde se encalaron las paredes y se entarimó el suelo. Una espectacular estantería, con grandes macetones perfectamente alineados, con plantas suculentas, decora la pared de ocho metros de altura.
faltar una pequeña cocina para los desayunos. El lugar elegido fue el segundo piso, con unas amplísimas arcadas acristaladas por donde entra el sol a raudales.
Todo el interior es blanco, salpicado únicamente por toques de amarillo limón y azul del Tirreno, con piezas de cerámica de artistas de la zona. El arquitecto logró crear un estilo muy personal, minimalista y sencillo, pero utilizando todos los recursos estéticos mediterráneos.


Una de las dos suites del hotel, Blueroom, integra una bañera de obra con vistas al patio. Las telas son un diseño vintage de los años 70, de Livio de Simone, el famoso diseñador textil de la jet-set, que se estableció en aquella época en Capri.
El magnífico cuarto de baño, con suelo de baldosas hidráulicas, ducha de resina gris marengo y una pareja de lavamanos de mármol veteado. El toque chic vintage lo ponen la mesa de cocina con tapa de mármol y la butaca de los años 50, de la galería Nabis Galería.

Una de las curiosidades de este hotel boutique es que algunos muebles se venden, así como las piezas cerámicas y la ropa de cama. Una oportunidad única de conseguir estas exquisiteces, que conforman la decoración de Capri Suite, que conjuga con total sofisticación el estilo mediterráneo, el toque vintage de los 70 y el diseño contemporáneo.
Para más información visiten: Hotel Capri Suite, Zetastudio
Vía: decoratrix
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