
En el diseño juegan parte muy importante la anchura, la textura, el color, la dirección y la forma. Por ejemplo un trazado abrupto puede ayudar a reforzar un diseño fuerte mientras que los senderos orgànicos y suaves pueden ser apropiados para un jardín más natural.

Muchas veces nos referimos a senderos cuando hablamos de un elemento de diseño que invita a recorrer el jardín, mientras que un camino suele ser un paso obligado estructural.
Tradicionalmente los caminos de los jardines se han hecho con la piedra típica de las zonas, ladrillos de arcilla o placas de piedra local.
En la actualidad los materiales nos vienen de todo el mundo, y con las tecnologías de fabricación y construcción se abre un nuevo abanico de materiales sintéticos resistentes y de larga duración.

Se pueden usar estrategias para hacer que un sendero parezca más largo o corto, más ancho o más estrecho. Por ejemplo estrechar el sendero a medida que se aleja, da la visión de mayor longitud así como el situar objetos foco de atención al final del camino.

Las mezclas de materiales confieren al camino de personalidad y pueden ayudar a integrar el trazado en el jardín.
Pueden combinarse con pasarelas o puentes, con zonas más amplias pavimentadas de descanso, arcos y muros a parte por supuesto de la vegetación.
El acompañamiento vegetal del sendero es una de las claves para que este sea atractivo, y aunque en un principio no hay límites sí que interesa que el tipo de vegetación por textura y color sea acorde con los materiales del camino.

Tampoco hay que olvidar la iluminación del mismo, las balizas y los focos encastrados suelen ser las mejores opciones.
Vía: Blog Plan Reforma
Vía: Blog Plan Reforma
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