Es sueca, sí, pero su estilo poco o nada tiene que ver con las decoraciones nórdicasa las que estamos acostumbrados. Su nombre, Myrica Bergqvist, una diseñadora de interiores y estilista que, a la hora de decorar este apartamento femenino, partió de una de las bases de la decoración de estilo escandinavo: un fondo blanco combinado con detalles y complementos en vivos colores para lograr interiores atractivos y llenos de vida.
Entonces, ¿en qué se saltó la estilista las “normas” o claves del estilo nórdico? El minimalismo no es su fuerte. La profusión de adornos, libros y complementos que la dueña de la casa ha ido adquiriendo en sus viajes por distintas partes del mundo aportan carácter y personalidad a todos y cada uno de los ambientes. Pero sigamos viendo la casa…
La espectacular estufa de estilo barroco, en vidriado cerámico, del salón es otro de los elementos que rompe con el gusto nórdico tradicional pero que, sin duda, pone un puntito delicado y romántico en la decoración. Los candelabros envejecidos combinan a la perfección.
En el comedor y en la cocina, la sencillez que va ligada tanto al blanco de suelos, paredes y muebles, como al diseño de líneas limpias de buena parte del mobiliario contrasta con otras piezas menos discretas, como la lámpara de araña, de cuentas de cristal, el dibujo floral que decora el techo o la estufa alemana del siglo XVII o XVIII en tonos verdes.
El dormitorio, en blanco absoluto, decorado con un refinado y encantador aire nórdico: pavimentos y revestimientos blancos, muebles de madera y ropa de cama lisa. Las piezas justas y necesarias. Nada de artificios.
Para la zona de vestidor, se eligió un papel pintado con discretos estampados en tonos azules y rosas. Las flores además de llenar de color los espacios, transmiten alegría, frescura y romanticismo. Porque, no todas las decoraciones nórdicas son iguales.
Para más información visiten: Myrica Bergqvist
Vía: decoratrix
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