Cada vez son más habituales las construcciones -residenciales o no- llevadas a cabo con contenedores. Esta vivienda, proyectada por la arquitecta María José Trejos bajo criterios ecológicos y medioambientales, se construyó con ocho contenedores industriales.
Los ocho volúmenes están integrados por un módulo central de doble altura, que se encarga de unificar todos los espacios. Su carácter versátil y funcional permite que, dependiendo del momento y la necesidad se convierta en la sala de estar principal, espacio de reproducción audiovisual de gran formato, estudio de producción fotográfica o de producción publicitaria.
Además, con esta amplia interconexión (95 m2) se ha reducido de forma importante el uso de materiales de cerramiento, mientras uno de los contenedores del segundo nivel se desplaza para crear espacios exteriores (terraza) y un acceso secundario en la fachada.
En la distribución de la casa ha jugado un importante papel un cedro que había en la parcela y que ahora puede verse desde cualquier punto de la casa. Funcionalmente, el primer nivel acoge el área de trabajo y de actividades sociales. El primer piso se reserva para los espacios privados con la zona de noche y cuenta con una pasarela exterior que conduce a las escaleras que conectan con la azotea, un espacio abierto en un tercer nivel.
Por otra parte, la forma de la casa responde a la climatología del lugar (San José, en Costa Rica). El módulo central de doble altura actúa como un pulmón de ventilación cruzada y la fachada oeste acristalada potencia la iluminación natural. De cara a proteger la casa del sol, la fachada noroeste se ha revestido de una piel compuesta por paneles móviles de bambú que se pueden desplazar de acuerdo al movimiento del sol durante la tarde.
Para que la edificación tuviera el menor impacto medioambiental posible se eligieron materiales que fueran duraderos, renovables, reutilizables o reciclables y tuvieran poco mantenimiento; la madera de desrame del cedro se usó en las escaleras y en algunos otros detalles del mobiliario de la casa; la tarima se llevó a cabo con madera certificada proveniente de fuentes renovables mezclada con plástico reciclado; y las puertas de los contenedores se aprovecharon para la mayoría de las puertas del proyecto.
Además, se instalaron paneles solares para calentar el agua y sistemas de recogida de agua de lluvia para reutilizarla en inodoros y riego. Por otra parte, la ventilación cruzada resulta suficiente para que no sea necesario el uso de aire acondicionado, a la vez que proporciona una iluminación completamente natural durante el día, evitando tener que encender las luces eléctricas.
disminuir el impacto en la naturaleza ya que se reutiliza un elemento ya existente, se evitan movimientos de tierra invasivos, se reducen las emisiones de CO2 que se producirían con la fabricación de cemento o el transporte de los tradicionales materiales de construcción hasta el terreno y se reducen el tiempo de construcción y los costes aproximadamente en un 20%.
Para más información visiten: María José Trejos
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