La Casa Tragaluz es un proyecto situado en Australia que consistió en reconfigurar, con un bajo presupuesto, una vivienda originalmente mal planteada (años 1940), para que sirviera a un familia de seis miembros, mejorando la entrada de luz natural y la relación con el jardín.
Finalmente se decidió que el nuevo edificio debía tener una sola planta, y que había que transformar drásticamente la sección transversal para permitir abrir 5 claraboyas (el edificio ya contaba con 2). También se alteró parte de la organización interior de la casa, para hacerla más compacta, con un núcleo central que contiene el nuevo cuarto de baño y el lavadero, lo que ha permitido reducir de una manera notable la superficie perdida en pasillos. En las nuevas paredes se añadió gran cantidad de espacio de almacenamiento, algo que la familia ha debido agradecer bastante.
Es importante señalar que los ladrillos de los muros estructurales demolidos se reutilizaron en la nueva construcción. Toda la carpintería situada por debajo de la línea de referencia del techo es de roble americano, mientras que el piso se hizo con una capa de hormigón pulido, incluyendo una instalación de calefacción por suelo radiante. En los dormitorios, y en la magnífica terraza que conecta el comedor con el jardín, el piso es de madera. También vemos que la madera se ha utilizado para revestir algunas paredes, creando un conjunto con una paleta clara de colores que ayuda a mantener un interior luminoso.
Otro detalle interesante que aparece en la fachada es que se han instalado algunas pantallas deslizantes para controlar las ganancias solares y la privacidad. En líneas generales, estamos ante un proyecto que ha tenido en cuenta ciertas directrices sostenibles, que pasamos a resumir:
Este proyecto ha sido realizado por el estudio de Andrew Burges Architects. Fotos de Peter Bennetts.
El diseño de su sección: aumenta la entrada de luz natural, y reduce la necesidad de encender luces durante el día.
Uso de ladrillo reciclado del edificio existente, reduciendo la cantidad de escombros de la obra, y la huella de carbono de la casa.
La calefacción por suelo radiante tiene un bajo consumo energético.
El gasto en refrigeración también se reduce, por la buena ventilación cruzada que tiene la casa, las pantallas protectoras de la fachada, y los aleros.
Qué duda cabe que la vivienda de esta familia ha ganado bastantes enteros con la reforma aplicada. Creemos que ha sido todo un acierto mantener el programa en una sola planta, y añadir más lucernarios. El exterior es elegante y neutro, mientras que por dentro los muros de ladrillo visto, y la madera de los armarios prácticamente completan la decoración.
Esta reforma es de las que conviene tenerlas guardadas en algún lugar para tomar inspiración cuando sea necesario, porque está repleta de buenos detalles. Demuestra que no hace falta tener grandes cristaleras en fachada para conseguir luz natural dentro, y que también estas obras pueden ser sostenibles.
Para más información visiten: Andrew Burges Architects
Vía: isArquitectura
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