O al menos ésta es la opinión general. Hay quien lo ha descrito también como ‘neo-retro’. Sea como sea, el Hotel SP34 se ha convertido en pocos meses en el hotel favorito de la capital danesa – un icono, han dicho incluso – gracias a una mezcla de vintage y contemporáneo en los dos casos minimalista y refinada.
El SP34 tiene un pasado: el Hotel Fox, un referente para los mochileros amantes del diseño pues, aparte de dirigirse a un público más low-cost, varios artistas se encargaron de su interiorismo.
Si a ello unimos que estaba situado en el Latin Quarter, es decir, el centro de la capital, y que tenía unas vistas increíbles desde la terraza, el éxito estaba asegurado.
Hoy, bajo el nombre de SP34, forma parte del grupo Brøchner, propietario también de los hoteles Astoria y Danmark, los dos en Copenhague. Ahora la idea es que el arte se traslade al diseño y aspirando a un cliente con un mayor poder adquisitivo.
Para ello han vuelto a confiar en el arquitecto y diseñador danés Morten Hedegaard, responsable del interiorismo de un anterior hotel del grupo: el Ibsens.
Hedegaard es minimalista. Es su sello. De modo que estamos ante un hotel donde el término corte limpio se aplica en todas partes, incluso en aquellas en las que han recreado ambientes más íntimos.
El hotel cuenta con casi 120 habitaciones, entre ellas las privilegiadas suites del ático – por las vistas de sus balcones. El edificio también dispone de dos restaurantes, dos bares, gimnasio, salas de reuniones, un auditorio y un cine.
El vestíbulo es el eje central del hotel pues se trata de una planta abierta en el que confluyen muchos de los espacios descritos arriba. El mostrador de la recepción se convierte en barra de bar al girar la esquina, y salas y restaurantes se suceden unos detrás de otros.
Aquí es donde se aprecia mejor la mezcla de estilos. El luminoso y brillante lobby convive con el Bar Moritz, concebido como un bistró.O el Din Nye Ven café, que imita a las cafeterías neoyorkinas de estética industrial con la típica pared de ladrillos a la vista, pilares de hormigón y una iluminación más cálida e íntima.
La piel, la madera y los tonos caramelo y gris están presentes en todo el edificio, pero es en las habitaciones donde más se concentra.
De cara al mobiliario, el diseñador se ha inspirado en las líneas danesas de los años 50. De hecho ha incluido una adaptación de la silla Rope, de Hans Wegner.
La iluminación juega un papel fundamental en el interiorismo. Hedegaard ha mezclado un sinfín de tipos pero todas tienen en común su elegancia y sus acabados.
Por último, el SP34 es minimalista pero lleno de detalles. Desde una serie de fotografías dejadas caer encima de una repisa, a un aplique en techo a medio terminar o una luz de león. Todos ellos detalles minimalistas, por supuesto.
Para más información visiten: Hotel SP34, Morten Hedegaard
Vía: diarioDESIGN
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