

Sobre ella, el techo pintado de negro contribuye a diluir los límites del local, ampliando la sensación espacial. Este color, combinado con la cálida madera y el pavimento gris, viste el lugar de una agradable estética nórdica, salpicada con las notas de color que aportan las prendas de ropa y algunas piezas de mobiliario como las sillas y los taburetes amarillos.
La ropa y los probadores se han distribuido perimetralmente, forzando el recorrido en torno a la estructura de madera entre la que se desarrolla la actividad de degustación y reposo. Los elementos de mobiliario asumen una doble función como expositores y espacio de almacenaje.

Una cuidada iluminación, que combina luminarias más técnicas con desnudas bombillas suspendidas de un cable, permite la percepción óptima de los volúmenes y el cromatismo, potenciando también los valores estéticos y sensaciones apropiadas para el modelo de negocio.
En este ambiente, una contradicción enriquece la percepción del local: el instrospectivo espacio “se abre a la calle propiciando participar del bullicio exterior a los que degustan el café e invitando entrar a los ajetreados peatones, que se giran ante la sobria fachada que, a modo de escenario, muestra el interior”.
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