Reikiavik, aparte de capital de Islandia y más septentrional del mundo, es desde hace unos años una de las ciudades más hipsters que se puedan visitar. El estilo islandés, unido a su reducido tamaño y al florecimiento de establecimientos, tiendas y locales con un aire extremadamente moderno lo ha convertido en destino favorito para ‘gafapastas’ y gente cool de todas las procedencias.
Y el mejor alojamiento posible para todos ellos es KEX, un hostel muy bien situado entre la orilla del mar y el centro de la ciudad que ocupa el edificio de una antigua fábrica de galletas.
Una discreta entrada en la calle Skúlagata da paso a una escalera de paredes desconchadas y color gris, que al final recibe a los huéspedes con un pequeño cartel con el nombre KEX y la representación esquemática de las instalaciones. Para nada hace presagiar lo que espera tras cruzar el umbral: un diseño colorido muy ‘popero’, combinado con elementos de estética industrial recuperados de la fábrica dan un aire a escuela antigua lleno de encanto. Francamente, uno no sabe por dónde empezar.
El gigantesco espacio abierto con ventanas hacia el mar combina la recepción, sala común, bar y restaurante. KEX Bar se ha convertido desde su inauguración en lugar de encuentro para autóctonos y foráneos, tanto hospedados en el albergue como en otro de los múltiples alojamientos de Reikiavik, atraídos por el ambiente, las recomendaciones, la comida o todo en general.
La recepción dispone de un mostrador de madera y piel con alguna maleta que haría las delicias de cualquier decorador que busque un aire vintage. El mobiliario escogido permite hacer el check-in transportándose a los años 30, en busca de fascinantes aventuras.
A continuación, además del bar, KEX dispone de una interesante biblioteca en la que informarse de las mejores excursiones y visitas turísticas de Reikiavik y alrededores, la historia de Islandia desde la era de las sagas hasta nuestros días, y descansar los huesos de los backpackers gracias a mullidos sofás orejeros.
Antes de pasar a la zona más de hostel, se puede encontrar una curiosa habitación sacada también de otra época, en la que observar todo el instrumental y mobiliario correspondiente a un salón de barbero. ¿Hay algo más hipster que una barba?
Las habitaciones, compartidas o privadas, son discretas y sencillas. El mobiliario ha sido escogido bastante minimal, pasando desapercibido: aquí lo importante es la vida en común, y por ello dormir es sólo el final de un día apasionante recorriendo las calles y respirando la atmósfera de la capital islandesa.
Las zonas comunes para los huéspedes del hostel mantienen una estética colegial: mesas corridas, sillas de patas metálicas y como nota peculiar, uno de los comedores imita a un gimnasio, con potro y hasta un saco de boxeo. Para desfogarse si la comida no gusta, quizá.
La zona de cocina, completamente equipada, también cuenta con mesas y sillas, y está decorada con elementos de un carrusel de lo más vintage.
KEX dispone de una terraza para disfrutar al 100% los escasos días de sol en Reikiavik. Realizada con maderas recuperadas, da un toque de color al muy industrial exterior del edificio.
Para más información visiten: Kex Hostel
Vía: diarioDESIGN
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