


El lado del que proviene el foco de luz también es importante. Las personas diestras idealmente deben recibir la luz por encima del hombro izquierdo, especialmente si leen sentadas en una mesa, mientras que las zurdas estarán más cómodas leyendo o estudiando si la luz les llega desde el lado derecho. Lo ideal es que la luz parta de la altura de nuestros ojos aproximadamente.
Otro aspecto importante a tener en cuenta son los reflejos, que pueden producir fatiga ocular. Una buena forma de determinar si los hay sobre su espacio de lectura es colocar un pequeño espejo sobre las páginas del libro que lees. Si notas que refleja luz sobre tus ojos, entonces busca una posición donde esto no ocurra. El problema de los reflejos también se puede evitar con lámparas ligeramente translúcidas, pero no transparentes, en definitiva, en las que no vea el bulbo… Son geniales para este uso las de cristal blanquecino. También con pantallas de seda tradicionales, que impidan que sobresalga por debajo la lámpara.
Hoy día existen luminarias en el mercado, especialmente lámparas de pie, que permiten ajustar el nivel de luz deseado. No es lo mismo estar leyendo folios mecanografiados que una enciclopedia ilustrada con papel brillante. Si puede ajustar el nivel de luz sentirá que consigue leer de forma mucho más cómoda.
No es bueno leer con un solo foco sobre el libro y el resto de la habitación en penumbra. Salvo que lea por la noche en el dormitorio y no quiera molestar a otra persona que duerme contigo, no está justificado hacerlo así. Lo mejor es tener una luz de ambiente para el conjunto de la habitación y suplementar con una luz directa sobre el libro.
Vía: Deco Estilo
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