Estamos ante una transfiguración: esta iglesia desacralizada en Ámberes se ha convertido en un templo gastronómico. Una transformación que ha corrido de la mano del estudio holandés Piet Boon, que ha hecho realidad los deseos del chef con una estrella Michelín Sergio Herman y su socio Nick Bril.
No ha sido una transformación fácil, sino más bien una larga metamorfosis de dos años, los que han tardado en convertir lo que fuera templo en un restaurante verdaderamente único, refinado, elegante e insólito.
No ha sido una transformación fácil, sino más bien una larga metamorfosis de dos años, los que han tardado en convertir lo que fuera templo en un restaurante verdaderamente único, refinado, elegante e insólito.
Este establecimiento se llama The Jane y abrió hace poco más de un mes. El local cuenta con un comedor que ocupa la nave central y que puede acoger hasta 65 comensales, y un bar en la planta superior bautizado con el título de The Upper Room Bar, dónde se puede tomar un aperitivo que se preparan allí mismo.
La cocina se sitúa bajo el ábside, el altar donde se rinde culto a la mejor gastronomía, que queda a la vista del público al estar rodeada de un muro de cristal.
El equipo de diseño ha conservado la mayor parte de los materiales originales, aunque no se han resistido a incluir algunos elementos chocantes, como son los grabados inspirados en tatuajes que se ven en la cocina, o la iluminación centrada en una especie de cráneo que cuelga en las alturas.
tratamiento especial y que se encargó al estudio PSLAB. De su mano ha salido la gran lámpara -800 kiilos de peso- que pende sobre el comedor central y que cuenta con 150 luces colocadas en las puntas de las largas barras que las proyectan hacia el exterior.
Para el interior se ha preferido trabajar con materiales naturales: cuero, piedra y madera de roble.
El carácter sacro del edificio queda patente con la colocación de vitrales en las ventanas, si bien no representan motivos religiosos, sino que incluyen animales con un toque surrealista, como pingüinos con máscara de gas. En total, son 500 cristales decorados con distintos motivos que dan un toque divertido al local.
Hay que destacar que Piet Boon se ha encargado también del diseño de la vajilla de porcelana blanca y con propiedades de mantener el calor de los alimentos.
Vía: decoramus
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