

Todo el proyecto respira la complicidad de dos de los elementos esenciales en los espacios creados por la interiorista catalana: la luz y el color blanco. La luz natural aporta calma y confort visual al paciente mientras que una discreta y agradable luz artificial, fruto de un cuidado estudio, le guía por el interior de la clínica.
Como siempre, el color blanco es el protagonista absoluto y refuerza el sello personal de la diseñadora. Paredes, techos y mobiliario blancos se complementan con los suaves tonos de la madera y del pavimento, que forman un todo uniforme frente al estallido de color verde que aportan los jardines verticales artificiales ubicados estratégicamente en la entrada y en el baño. Ellos nos acercan a la filosofía slow de Susanna Cots.
Para más información visiten: Susanna Cots
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