Ubicado en el concejo de Cangas de Narcea, en el Occidente de Asturias, el Parador de Corias es el último hotel que ha entrado a formar parte de la red de Paradores Nacionales. Un macroproyecto que ha rehabilitado y recuperado los 22.600 m2 del magnífico Monasterio de San Juan Bautista, conocido como El Escorial de Asturias y Patrimonio Histórico Artístico Nacional.
El Monasterio, cuyos orígenes se remontan al siglo IX, le debe, no obstante, su aspecto actual a la reconstrucción efectuada en el siglo XVIII, después de que un incendio destruyera todo el conjunto. De estilo neoclásico, su planta se organiza en dos gigantescos cuerpos edificados, alrededor de sendos patios o claustros, que hoy albergan 86 habitaciones repartidas en tres plantas.
Dada la complejidad de la rehabilitación de todo el conjunto, se requirió del trabajo conjunto de un grupo de reconocidos profesionales, coordinado por el arquitecto José María Pérez González, más conocido como Peridis. Su labor hizo especial énfasis en la recuperación de los elementos originales del Monasterio, como puertas, ventanas, suelos, herrajes…, que en su mayoría fueron restaurados y adaptados a su nuevo entorno. Arriba: el salón Muniellos, para los clientes alojados, está enmarcado por el techo abovedado del antiguo monasterio.
Para el interiorismo de las zonas comunes y las tres suites, se contó con la exclusiva colaboración de los decoradores Luis Galliusi, Pepe Leal y Erico Navazo. De la decoración del resto de las habitaciones se encargaron las hermanas Covadonga y María Teresa Clavería, del estudio El 30 de Campoamor. El Parador de Corias goza con espacios tan singulares como la antigua biblioteca, hoy reconvertida en sala de lectura “La Regenta”. Esta espectacular sala se pintó en azul turquesa, que evoca el cielo, los ríos y el mar de Asturias en verano. El artista portugués Rui Macedo fue el encargado de hacer la instalación de marcos vacíos de las paredes.
Otra de las imponentes salas, el refectorio, se ha convertido en el restaurante San Juan Bautista. En su decoración se ha reproducido el ambiente tranquilo y monacal del refectorio, con la misma alineación de mesas, el coro al fondo y el púlpito a la derecha. Las paredes se decoraron con figuras de blondas e hilogramas que las unen, en un guiño a los trabajos manuales de las bordadoras de la zona.
El salón de eventos, pensado para albergar bodas y convenciones, cuenta con gran capacidad bajo su techo abovedado, revestido de tablillas de madera. El gris metálico utilizado en la decoración de diferentes estancias hace alusión a la tradición minera asturiana.
Imagen de la cafetería, que tiene cierto aire a los chigres asturianos, reinterpretado bajo una óptica más chic. Cajas de madera, taburetes de enea, cerámica negra de Llamas del Mouro y el cemento pulido ayudan a crear ese inconfundible ambiente, en el que solo falta el serrín.
Gracias a las generosas dimensiones del recinto, el Parador de Corias cuenta con un espacio dedicado exclusivamente a servir los desayunos a los huéspedes. Los decoradores quisieron crear un espacio lúdico, que despertara el buen humor desde la mañana, con imágenes en las paredes pintadas a carboncillo de la iconografía típica asturiana: salmones, manzanas, hórreos, puentes de piedra…
Los pasillos, de 4 metros de ancho, mantienen un halo monacal pero modernizado, donde la luz, natural y artificial, se integra como parte decisiva de la decoración. Los elementos de madera, la mayoría de castaño, fueron recuperados.
En el sótano se encuentran la zona de aguas, que cuenta con una piscina cubierta y el spa, equipado con una piscina de hidroterapia, cabinas de masajes, sauna, baño turco, sala de relax e infrarrojos, duchas relajantes y tumbonas térmicas.
Durante las obras de rehabilitación, se descubrieron y rescataron algunos restos arqueológicos importantes, como los vestigios de la iglesia primigenia del siglo XI. El equipo de Peridis decidió mostrar al visitante este descubrimiento y crear aquí un pequeño museo, en el que se cuenta la historia del Monasterio a través de carteles explicativos y maquetas.
Pepe Leal, Erico Navazo y Luis Galliussi decoraron también las tres suites del Parador de Corias, mientras que el equipo del 30 de Campoamor se encargó de la decoración de 12 habitaciones dobles. En todas ellas, se entremezclan elementos autóctonos de la zona, reinterpretados y modernizados por los decoradores.
Esta es una de la tres suites, con su salón privado, que evidencia un refinado gusto ecléctico, que mezcla elementos y procedencias, pero siempre con una referencia a lo asturiano: madera, hierro, azul plomizo… son constantes en la geografía asturiana.
Solo nos resta hacer un pequeño apunte sobre la extraordinaria belleza del lugar, un sitio idílico, aislado, único… Para acometer la decoración de este proyecto de gran envergadura, Paradores convocó a cinco blogueros internacionales, y les invitó a pasar unos días en Corias, tomando fotos y apuntes sobre todo lo que veía, olían, comían… De ese “briefing” particular, salió un exhaustivo dossier de sensaciones, que fue trasladado a los decoradores, quienes plasmaron esas percepciones visuales y textuales a la decoración. En definitiva, la singularidad en la decoración y rehabilitación del Parador de Corias ha sido un excelente ejercicio creativo de un colectivo de profesionales, que pusieron todos sus sentidos en devolverle la vida a este majestuoso Monasterio.
Para más información visiten: El 30 de Campoamor, Parador de Corias
Vía: decoratrix
No hay comentarios:
Publicar un comentario