Una mansión con un siglo de historia en la isla de Penang (Malaysia) no puede desaparecer sin más en una metrópolis moderna y vibrante con un pasado colonial todavía muy presente. Eso mismo pensó el propietario de la Macalister Mansion, el hostelero Dato Sean, dispuesto a demostrar que los viejos edificios pueden ser útiles y un tesoro para las futuras generaciones sin perder actualidad.
De modo que con la ayuda del estudio Ministry of Design ha reconvertido el edificio en el Hotel Macalister Mansion, un hotel boutique que preserva la identidad de esta antigua residencia pero con las comodidades actuales y una buena selección de diseño contemporáneo. El hotel, que opera con Design Hotels, está situado en George Town, capital de Penang y ciudad declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO gracias a su sangre inglesa, china, india y malasia.
Atención a los detalles y una escala pequeña son los dos puntos de partida en el trabajo realizado por Sean y el fundador de Ministry of Design, Colin Seah, el cual se ha ocupado del diseño y la arquitectura, y también del paisajismo, la estrategia empresarial y el branding.
La casa, de 1.700 metros cuadrados, se distribuye siguiendo la organización típica de una mansión de la zona: el salón, el comedor, el bar, el club, el jardín y las habitaciones. Cada una de las partes funciona como un negocio autónomo al estar concebidas como dos restaurantes, dos bares, una terraza y el propio hotel, de tan solo ocho habitaciones. El acceso a uno de los restaurantes es incluso independiente al del acceso principal.
El edificio busca crear una experiencia en cada una de sus estancias. La primera se produce nada más llegar a la mansión. En el camino por el jardín los huéspedes y clientes son recibidos por una escultura de más de dos metros de altura del general Norman Macalister, el hombre que gobernó la isla hace doscientos años y personaje al cual se debe el nombre de la calle donde está el hotel.
La recepción es la carta de presentación. Una marquesina turquesa y una puerta de doble hoja de madera ornamentada contrastan con un ambiente contemporáneo en el que el color blanco, presente tanto fuera como dentro, se torna dramático.
Ávidos coleccionistas de arte y defensores del arte local, Sean y su esposa, Datin Karen, comisionaron a artistas indonesios y malasios para crear obras de arte basadas en la mansión y el ambiente post-colonial de Penang. Un soneto en la pared o un tapiz con los colores del tartan del clan Macalister son algunas de las piezas que decoran las habitaciones.
Lógicamente el proyecto ha preservado numerosos elementos originales de la casa, entre ellos una escalera espiral, vigas y cerchas. Esto ha implicado un trabajo de restauración, gracias al cual se han recuperado las paredes de ladrillo sepultadas bajo una capa de yeso. También se han hecho trabajos de adaptación como, por ejemplo, insonorizar las ventanas originales.
Luego vienen las mezclas de elementos. El Dining room es uno de los ejemplos más relevantes. Es el restaurante más formal del hotel pero destaca, aparte de por ser un antiguo patio hoy cubierto todo el tiempo con un gran toldo blanco, por las sillas blancas y azules que complementan una serie de animales de fantasía en tonos pasteles y un árbol también blanco en medio del salón.
El Den, es el sitio para degustar un buen whisky y fumar cigarros de importación. El club destaca por un sillón circular de cuero, su lámpara colgante de estilo contemporáneo y los suelos de mosaico, un recurso utilizado en otras partes del hotel como la piscina…
… o las paredes del Bagan Bar, donde enormes azulejos en tonos rojos que visten esta estancia dominada por el uso de este color, la barra de cobre y la lámpara encima de ella, que más que iluminación podría confundirse con una pieza de arte. El bar cuenta, además, con algunos de los detalles originales más preciosos de la época como las ventanas de medio arco ornamentadas.
El ambiente cambia radicalmente en el Living Room, el otro restaurante del hotel. Ha preservado las baldosas rojas y blancas del suelo y las ventanas de rejas pero han añadido un toque divertido con la elección de sillas coloridas, plantas colgantes y, sobre todo, los dibujos en las paredes, los cuales tratan de imitar piezas de mobiliario o decoración.
El estudio de Colin Seah, especializado en reconvertir en hoteles casas de valor patrimonial, también ha utilizado este recurso para la habitación contigua, destinada a una zona de juegos y comedor privado.
Cada habitación, por su parte, es diferente, si bien en todas destaca el uso de madera maciza para los suelos y una paleta de grises para las paredes, los revestimientos y las cortinas. Y al igual que en el Den la recepción, también se ha optado por retro iluminar el bajo de algunos muebles para crear la sensación de que están flotando.
Singulares son también los baños, protagonizados por los dibujos en blanco y gris del mosaico que reviste suelos y paredes.
El Hotel Macalister Mansion ha ganado este año el premio al mejor diseño para un hotel de lujo en los HDF Luxurious Projects Asia Awards, así como el galardón de Mejor Hotel de tamaño reducido de los Asia Pacific Property Awards, y ha sido finalista de los londinenses WAN Retail & Leisure Awards.
Para más información visiten: Ministry of Design, Hotel Macalister Mansión
Vía: diarioDESIGN
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