
Incrustado dentro de una estructura de hierro y vidrio, como si de una pecera verde se tratase, esta caja de vidrio se convierte, a su vez, en uno de los elementos que aportan más actualidad al interiorismo.
Situado debajo de una claraboya en el centro del local, la pecera actúa como un catalizador de luz, propagándola por todo el espacio.

Lámparas de diferentes tipos (pantallas, candelabros suspendidos y apliques en la pared de estilo industrial) completan el apartado de iluminación.

Al estilo de las viejas trattorias italianas, Kook busca autenticidad. No pueden faltar, por tanto, sillas viejas de diferentes formas y colores, o un sofá de cuero para darle un toque hogareño en contraste con el hormigón del suelo.
Del resto de la fórmula se ocupan los pequeños detalles: una bicicleta Bianchi colgada en la pared, las tuberías originales del local, un teléfono antiguo sobre la mesa o los espejos de estilo art nouveau.
Y para terminar de contagiar el gusto por la gastronomía italiana, la inscripción de un dicho popular en una de las paredes de hormigón: ‘Loco, furioso o carente de sentido común todo aquel que no disfrute de la comida en todos los sentidos’. Obviamente.
Para más información visiten: Kook, Noses Architects
Vía: diarioDESIGN
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