La palabra “Frankfurt”, embutido y ciudad a la vez, invita a ejercer los placeres de comer y viajar al mismo tiempo. Por esta razón, y ante el encargo de generar un nombre sencillo y memorable para este local de restauración, Daniel Pérez y Felipe Araujo de Denys & von Arend, apostaron por “Frankfurt Station” no sólo como nombre de local, sino como hilo conductor y directriz estética en el proceso de diseño.
Desde esta “estación” nos embarcamos sin movernos en un viaje culinario a través del tiempo y la geografía: escogiendo entre recetas que más allá de saciarnos nos transportan a un destino, retrocedemos en el tiempo para visitar una vieja cafetería de carretera con sus típicos revestimientos cerámicos y sus relucientes superficies metálicas propias de los años 50.
La configuración del espacio, determinada por la geometría elongada del local, sugería por si misma, un andén y un vagón. Por tanto, en su parte anterior, la barra fue tratada como gran mostrador en donde cada “destino” es mostrado, preparado y servido, mientras que en el área de comedor posterior, se optó por sentar a los comensales de acuerdo a la clásica disposición de asientos en un tren: A ambos lados de mesas rectangulares, los asientos dobles y enfrentados flanquean una “ventana estática” conformada por una estantería retro-iluminada y salpicada de verde, por la cual asoman, en vez de paisajes, cervezas de diferentes procedencias.
Si subir a este tren supone recorrer “la distancia más corta entre el apetito y la satisfacción” este esquema de interiorismo, representa la forma más rentable de hacerlo. Trasladando el concepto “Low Cost de calidad” al campo de la arquitectura interior, los revestimientos de gran resistencia, bajo coste y fácil mantenimiento típicos de los espacios públicos de alto tránsito son empleados también en este local, variando su colorido y su despiece para dotarles de la calidez de la que suelen carecer en sus aplicaciones más frecuentes. De ésta forma vemos como la tradicional baldosa de 10x10cm, virada ligeramente hacia una tonalidad “vintage” de verde piscina, y rejuntada con cantería de color gris antracita, se actualiza, ganando en cualidad decorativa, protagonismo y singularidad. A su vez, y en este caso en los servicios, la alternancia de colores se aleja de los patrones regulares, tiñendo las estancias, desde el techo hasta el suelo, y de forma aparentemente aleatoria de un vibrante amarillo que hace de éstos cuartos de baño mucho más que simples dependencias de servicio. Por su parte, los revestimientos de madera, que cayeron en desuso en las instalaciones públicas hace casi más de un siglo, vuelven a ser empleados en esta “estación” gracias a las imitaciones que se hacen hoy en día sobre sustratos porcelánicos.
La alternancia de patrones de textura visual: geométrica y orgánica; baldosa y madera, destacan sobre la sobria limpieza de un fondo de profundo gris, que recubriendo techos y paredes del espacio, se ve salpicado de lámparas de aspecto industrial, colocadas a modo de luminarias domésticas.
Por otra parte, a nivel visual, sería difícil disociar una estación de tren de su típica profusión de mensajes escritos: de su necesaria señalización, advertencias de seguridad y de la caótica sobreabundancia de publicidad en texto e imágenes. Por tanto, para la recreación de éste tipo de entorno fue necesario traducir todo este “ruido visual” a una armoniosa textura gráfica que reinterpretada bajo forma de mensajes alusivos al viajar y al comer, lograse añadir atractivo estético a los planos verticales que delimitarían la experiencia. Como consecuencia, la imagen corporativa resembla de forma inconfundible aquella del sistema de metro más popular y antiguo del mundo: el de Londres; y el sistema combinado de tipografía e ilustración gráfico que compone los rótulos, las señalización, los horarios de apertura y los menús conjuga siempre el tradicional binomio de icono + texto que facilita la comprensión.
Esta dualidad y esta mezcla son ya parte del estilo y la marca de Denys & von Arend: están siempre presentes, y buscan representar el diálogo actual constante entre los espacios públicos y privados; entre el interior y el exterior o entre espacios de diferente vocación (ej. restauración y transporte).
Pero más allá de las consideraciones prácticas y
funcionales, se persigue también la alternancia a nivel formal y estética entre la luz y la sombra, entre el brillo y la opacidad, entre el colorido y la monocromía y entre la imagen y el texto. Todo los opuestos se pueden reconciliar, y como prueba se propone este ambiente que ofrece delicias a bajo precio en un local de una eficacia estética atemporal, deslocalizada y al alcance de todos los bolsillos.
Para más información visiten: Egue & Seta, Denys & von Arend
Vía: Plataforma Arquitectura
Desde esta “estación” nos embarcamos sin movernos en un viaje culinario a través del tiempo y la geografía: escogiendo entre recetas que más allá de saciarnos nos transportan a un destino, retrocedemos en el tiempo para visitar una vieja cafetería de carretera con sus típicos revestimientos cerámicos y sus relucientes superficies metálicas propias de los años 50.
La configuración del espacio, determinada por la geometría elongada del local, sugería por si misma, un andén y un vagón. Por tanto, en su parte anterior, la barra fue tratada como gran mostrador en donde cada “destino” es mostrado, preparado y servido, mientras que en el área de comedor posterior, se optó por sentar a los comensales de acuerdo a la clásica disposición de asientos en un tren: A ambos lados de mesas rectangulares, los asientos dobles y enfrentados flanquean una “ventana estática” conformada por una estantería retro-iluminada y salpicada de verde, por la cual asoman, en vez de paisajes, cervezas de diferentes procedencias.
Si subir a este tren supone recorrer “la distancia más corta entre el apetito y la satisfacción” este esquema de interiorismo, representa la forma más rentable de hacerlo. Trasladando el concepto “Low Cost de calidad” al campo de la arquitectura interior, los revestimientos de gran resistencia, bajo coste y fácil mantenimiento típicos de los espacios públicos de alto tránsito son empleados también en este local, variando su colorido y su despiece para dotarles de la calidez de la que suelen carecer en sus aplicaciones más frecuentes. De ésta forma vemos como la tradicional baldosa de 10x10cm, virada ligeramente hacia una tonalidad “vintage” de verde piscina, y rejuntada con cantería de color gris antracita, se actualiza, ganando en cualidad decorativa, protagonismo y singularidad. A su vez, y en este caso en los servicios, la alternancia de colores se aleja de los patrones regulares, tiñendo las estancias, desde el techo hasta el suelo, y de forma aparentemente aleatoria de un vibrante amarillo que hace de éstos cuartos de baño mucho más que simples dependencias de servicio. Por su parte, los revestimientos de madera, que cayeron en desuso en las instalaciones públicas hace casi más de un siglo, vuelven a ser empleados en esta “estación” gracias a las imitaciones que se hacen hoy en día sobre sustratos porcelánicos.
La alternancia de patrones de textura visual: geométrica y orgánica; baldosa y madera, destacan sobre la sobria limpieza de un fondo de profundo gris, que recubriendo techos y paredes del espacio, se ve salpicado de lámparas de aspecto industrial, colocadas a modo de luminarias domésticas.
Por otra parte, a nivel visual, sería difícil disociar una estación de tren de su típica profusión de mensajes escritos: de su necesaria señalización, advertencias de seguridad y de la caótica sobreabundancia de publicidad en texto e imágenes. Por tanto, para la recreación de éste tipo de entorno fue necesario traducir todo este “ruido visual” a una armoniosa textura gráfica que reinterpretada bajo forma de mensajes alusivos al viajar y al comer, lograse añadir atractivo estético a los planos verticales que delimitarían la experiencia. Como consecuencia, la imagen corporativa resembla de forma inconfundible aquella del sistema de metro más popular y antiguo del mundo: el de Londres; y el sistema combinado de tipografía e ilustración gráfico que compone los rótulos, las señalización, los horarios de apertura y los menús conjuga siempre el tradicional binomio de icono + texto que facilita la comprensión.
Esta dualidad y esta mezcla son ya parte del estilo y la marca de Denys & von Arend: están siempre presentes, y buscan representar el diálogo actual constante entre los espacios públicos y privados; entre el interior y el exterior o entre espacios de diferente vocación (ej. restauración y transporte).
Pero más allá de las consideraciones prácticas y
funcionales, se persigue también la alternancia a nivel formal y estética entre la luz y la sombra, entre el brillo y la opacidad, entre el colorido y la monocromía y entre la imagen y el texto. Todo los opuestos se pueden reconciliar, y como prueba se propone este ambiente que ofrece delicias a bajo precio en un local de una eficacia estética atemporal, deslocalizada y al alcance de todos los bolsillos.
Para más información visiten: Egue & Seta, Denys & von Arend
Vía: Plataforma Arquitectura
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