En otras ocasiones ya hemos hablado sobre los LEDs. Pero este año tenemos un buen motivo para volverlos a recordar, ya que estos inteligentes dispositivos cumplen 20 años en plenas facultades. En realidad, los que cumplen 20 años son los LEDs blancos, ya que los de colores (especialmente el rojo, presente en millones de pilotos de encendido de innumerables electrodomésticos) ya se popularizaron en los años 60.
En 1993 se creó el LED blanco, y desde entonces su desarrollo ha sido imparable. Hoy día lo podemos encontrar en todas las aplicaciones posibles…
Ecológicos y ahorrativos
Las siglas LED singifican Light Emitting Diode (diodo emisor de luz) y una de sus mayores ventajas es el ahorro que supone su uso. A lo largo del año podemos economizar entre 19 y 370 euros si sustituimos nuestras bombillas, focos halógenos y lámparas de bajo consumo por lámparas LED.
Duran décadas y décadas en plenas facultades y son ecológicas: reducen las emisiones de CO2 en un ochenta por ciento. Además, las lámparas con tecnología LED nos permiten escoger entre miles de tonos, cada uno para un uso determinado. Por ejemplo, para zonas de descanso la mejor es la luz amarilla, mientras que la blanca es para estancias y espacios que requieren mucha luminosidad (cocinas, sótanos, garajes…).
Para cromoterapia, muebles, exteriores…
Los LEDs de colores también tienen sus aplicaciones en el hogar, aunque no lo crean. Existen lámparas monocromáticas (de un solo color) y multicolores, como las que se usan para cromoterapia.
Suelen incorporar dispositivos para regular la intensidad de la luz y cambiar las tonalidades. Una buena forma de emplear este tipo de luminarias es adaptarlas a los muebles, como por ejemplo a librerías, encimeras de cocina, baños… También son perfectas para iluminar y realzar cuadros. En cuanto a los exteriores, las lámparas LED son la mejor elección por el ahorro que suponen: estas zonas suelen estar encendidas durante muchas horas, incluso por la noche.
Vía: Decorablog
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