En el mismo corazón del casco antiguo de Palma, en sa Calatrava, en la calle Montesión, número 21, frente a la iglesia del mismo nombre, se encuentra el edificio que hoy les mostramos, ejemplo de perfecta rehabilitación que alberga cuatro apartamentos y un estudio-vivienda, obra de la colaboración entre el estudio de arquitectura Bastidas Architects de Sergi Bastidas y Wolf Siegfried Wagner.
Se trata de un proyecto de rehabilitación, que es como devolver a la vida parte de la historia de nuestra ciudad, con un exterior cuidado que alberga en su interior un espacio donde el tiempo queda preso. Y no lo decimos porque su interior sea una reminiscencia del pasado, sino porque el proyecto ha conseguido crear una atmósfera donde, en el mismo momento en que el visitante cruza el umbral de la puerta de entrada, se halla en un remanso de tranquilidad, donde parece que todo se para y donde "lo de fuera" no puede acceder. Ha entrado en la medina del siglo XXI.
Este clima se ha conseguido mediante una adecuada elección y manejo del color y la iluminación, comenzando en el vestíbulo de entrada, en el que destacan los artesonados del siglo XVI y dos lámparas traídas de Marruecos. Es en este lugar donde se realiza la transición entre el exterior y el interior, lo externo y lo místico.
Es un proyecto con marcadas influencias árabes, pero con líneas arquitectónicas contemporáneas, donde el confort, la luminosidad y la amplitud de los espacios son las señas de identidad.
Las diferentes estancias.
La vivienda de la planta primera goza de un amplio patio de 56 metros cuadrados. Aunque está situado sobre el garaje, no se renuncio a tener una vegetación frondosa en él. Se han introducido ocho cipreses de olor a limón (cupressus macrocarpa gold crest) en macetas monumentales de más de un metro cúbico, colocadas en una actuación casi escultórica, dotando al patio de movimiento.
El resto de apartamentos también gozan de esta vegetación, a través de una celosía de estilo árabe confeccionada a medida, que tamiza la luz creando un mundo de transparencias y un ambiente espiritual, casi monacal.
Las carpinterías son un elemento que se pensó con sumo cuidado. Es una región mediterránea, con mucha luz que hay que ordenar y tamizar para conseguir los efectos buscados. En ellas se da una perfecta conjugación entre lo tradicional de sus acabados y el confort y calidades contemporáneas, contando con cierres herméticos y herrajes de acero inoxidable, para ofrecer el mayor confort térmico y acústico.
En los interiores resaltan las tarimas de madera y el cuidado puesto en todos los detalles, como se aprecia por ejemplo en la integración del aire acondicionado en los falsos techos mediante finas rejillas que pasan desapercibidas.
La estructura, recuperada cuando fue posible y sustituida en otros casos, se muestra en un alarde de sinceridad constructiva. Esta estructura es atravesada de arriba abajo por un pozo de luz, que actúa como el corazón de la casa, bombeando claridad a las dependencias de cada apartamento.
Los espacios abiertos y los tonos neutros usados en techos y paredes, aseguran la flexibilidad a la hora de vestir y vivir las estancias. Desde el principio se buscaron espacios amplios transformables según las necesidades de los futuros inquilinos, mediante el uso de puertas correderas.
Este es el caso de la cocina, que comparte el pavimento del resto de la casa, manteniendo así la fluidez del espacio. Está iluminada por el patio y dotada de muebles de Bulthaup donde todos los armarios son de tipo touch (sin tiradores).
Cuidado hasta el último detalle
Los baños han sido diseñados con el máximo cuidado. Los lavabos de acero inoxidable y con griferías Dornbracht han sido realizados a medida y se colocan en encimeras de mármol "Gris Zarci" pulido. El pavimento es del mismo material pero con un tratamiento abujardado, lo que armoniza el ambiente.
Mamparas de vidrio compartimentan el espacio, donde la iluminación, utilizada siempre de manera indirecta, es una herramienta para crear un ambiente de relax.
Otros apartamentos
En el tercer piso se encuentra el mayor de los apartamentos, de 255 metros cuadrados, situado en lo que antes fue la buhardilla, que mantiene sus columnas originales de mares. Para conseguir este espacio se intervino en la estructura original bajando el forjado para ganar la altura necesaria.
Este apartamento cuenta con una salida privada de ascensor al mismo recibidor de la vivienda. Por unas escaleras ascendemos a una terraza privada de 56 metros cuadrados, donde celebrar reuniones gozando de las espectaculares vistas que el casco antiguo de la ciudad de Palma nos ofrece.
Se ha pensado en todo, incluso en el aparcamiento, tan complicado en el casco antiguo. Se ha conseguido aumentar la capacidad de tres a seis vehículos mediante un eleva-coches de la casa Klaus Iberia. El inmueble lo completa un estudio-vivienda tipo loft en dos alturas de 165 metros cuadrados, emplazado en lo que fue la entrada a la finca. Por esta razón goza de unos grandes ventanales que iluminan el espacio.
Para más información visiten: Bastidas Architects
Vía: Levante
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