


El reto para la producción de Sezz fue construir el armazón perfecto para poder adaptarlo al cómodo asiento redondeado. Así, que se utilizó una estructura de tubo para acoplarlo a la geometría de las carcasas, dándole forma artesanalmente. Finalmente, la estructura se suelda también de forma manual, permitiendo unos acabados únicos con un cepillado y pulido para acabar limpiando de nuevo. En total, casi 4 metros (366 cm) de soldadura en cada uno de los asientos, que hace que cada uno de ellos se conviertan en una pieza única.
Tal como explica el propio Pillet, ”estas sillas y taburetes no están hechas para lucir de cierta manera, sino para generar instantáneamente el deseo de sentarse y descansar en ellas. A esta intención se suma la idea de hacerlas con un estilo atemporal para que puedan formar durante mucho tiempo parte de la decoración de cualquier espacio”. El resultado: una interpretación contemporánea de la belleza atemporal y del patrimonio industrial.
Para más información visiten: Emeco, Christophe Pillet
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