El estudio de arquitectura Baranowitz Kronenberg ha tomado como punto de partida el espíritu de la cocina del chef israelí Haim Cohen para diseñar el restaurante Jaffa Tel Aviv, en la ciudad del mismo nombre. En este sentido, inspirado por la riqueza de las tradiciones culinarias que conviven en la ciudad, el estudio ha querido representar en el espacio la sencillez y honestidad de su cocina a través de materiales naturales.
De este modo, la estructura del restaurante se ha realizado con materiales muy básicos: agua, cemento, agregados y acero. Exactamente como la cocina de Cohen: agua, harina y aceite de oliva. Las paredes de cemento a la vista se pulieron para descubrir los agregados de la piedra mientras que el suelo y el techo de hormigón se dejaron intactos.
A partir de esa base, y como los ingredientes de otras culturas añadidos en la cocina, se mezclan muchos elementos de diseño en el espacio del restaurante. Por ejemplo, en una de las paredes se han utilizado antiguas alfombras turcas que representan una caleidoscopio cultural. Cada alfombra tiene una historia, una identidad.
En el lado opuesto, se ha ideado un sistema de persianas de madera en la fachada que ilumina las alfombras y permite un juego de luces y sombras en el interior del restaurante. La sensación es la de encontrarse en uno de los callejones de la antigua ciudad de Jaffa.
El mobiliario utilizado también evoca la diversidad en cuanto a orígenes y materiales. Sillas fabricadas en Holanda con madera reciclada, de Piet Hein Eek, se combinan con otras piezas de segunda mano e imponentes lámparas industriales de exterior fabricadas en la República Checa.
La cocina abierta encarna la hospitalidad del restaurante e invita a los clientes a sentarse alrededor de una barra de acero inoxidable para disfrutar del “show”.
Para más información visiten: Baranowitz Kronenberg
Vía: diarioDESIGN
De este modo, la estructura del restaurante se ha realizado con materiales muy básicos: agua, cemento, agregados y acero. Exactamente como la cocina de Cohen: agua, harina y aceite de oliva. Las paredes de cemento a la vista se pulieron para descubrir los agregados de la piedra mientras que el suelo y el techo de hormigón se dejaron intactos.
A partir de esa base, y como los ingredientes de otras culturas añadidos en la cocina, se mezclan muchos elementos de diseño en el espacio del restaurante. Por ejemplo, en una de las paredes se han utilizado antiguas alfombras turcas que representan una caleidoscopio cultural. Cada alfombra tiene una historia, una identidad.
En el lado opuesto, se ha ideado un sistema de persianas de madera en la fachada que ilumina las alfombras y permite un juego de luces y sombras en el interior del restaurante. La sensación es la de encontrarse en uno de los callejones de la antigua ciudad de Jaffa.
El mobiliario utilizado también evoca la diversidad en cuanto a orígenes y materiales. Sillas fabricadas en Holanda con madera reciclada, de Piet Hein Eek, se combinan con otras piezas de segunda mano e imponentes lámparas industriales de exterior fabricadas en la República Checa.
La cocina abierta encarna la hospitalidad del restaurante e invita a los clientes a sentarse alrededor de una barra de acero inoxidable para disfrutar del “show”.
Para más información visiten: Baranowitz Kronenberg
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