martes, 8 de marzo de 2011

Una casa en Mallorca de Marcel Wanders

Ubicada muy cerca de la ciudad de Palma de Mallorca, en una exclusiva comunidad llamada Son Vida, esta vivienda es poesía en estado puro. El diseñador holandés Marcel Wanders ha creado un espacio en el que su estilo queda patente en cada forma, estampado y detalle. La casa está compuesta por una parte nueva y una antigua, que da como resultado un lujoso chalet lleno de contrastes.


Se trata de una construcción sostenible, cuyo interior se caracteriza por un juego de relieves y contrastes entre las superficies, en el que las diferentes dimensiones y todos los aspectos confluyen para crear una atmósfera única y exclusiva. Una vivienda de 800 m2 en la que se redefine la arquitectura de lujo y su tipificación con el tradicional estilo mediterráneo, dando origen a un lugar de ensueño, al edén mallorquín de Marcel Wanders.

Ya en el exterior, la arquitectura de la vivienda presenta unas formas singulares, que actúan como acto de rebeldía en el paisaje de la isla, y algunos elementos gráficos dan la vienbenida al visitante: un oso al más puro estilo del diseñador holandés y algunos seres marinos que se apropian de los techos de una parte de la casa. Una curiosa escalera, y una gran piscina completan este glamuroso envoltorio.

La cocina, separada del salón por un paramento de vidrio y una escalera, sorprende por diferir llamativamente del estilo convencional de este espacio de la vivienda. El diseñador apuesta por una sencilla isla central, con zona de aguas y de cocción, acompañada en los laterales por un aparador y una cajonera, ambos elementos de formas redondeadas, de líneas clásicas y en contrastado tono plateado. Al lado, una sugerente lámpara de suspensión reclama el protagonismo por su gran tamaño, al mismo tiempo que ilumina la mesa redonda, con sobre en negro de acabado espejo. Completan este lugar dos figuras de personajes, que forman parte del increíble imaginario del diseñador holandés.

El protagonista del salón es un sofá con tapizado en rojo, que forma un círculo abierto. Frente a él, un conjunto de sofás y butacas con un elegante estampado en blanco y gris, que sigue la línea barroca pero contemporánea con la que el creador holandés ha querido vestir este reino particular.

Wenders ha dejado su impronta personal en todos los espacios interiores. En la espectacular suite principal el diseñador ha optado por el color blanco en paredes, en complementos como un vistoso cactus, en la cama con cabezal en capitoné y en una llamativa columna situada en el centro de la estancia, que actúa también como candelabro gracias a sus estudiados huecos. La bañera exenta de formas redondeadas se sitúa en uno de los extremos del dormitorio, donde se ha configurado una zona de tocador, formada por piezas de aire barroco. En una de las paredes laterales se sitúan dos lavamanos y dos espejos, además de una brillante columna revestida con mosaico en tono dorado, que actúa como separación entre esta zona y un sofá situado a la entrada de la suite.

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