martes, 22 de marzo de 2011

Hotel Nobis de Estocolmo de Claesson Koivisto Rune Architects

Algo pasa en el renacido Nobis Hotel. Esa es la idea que Claesson Koivisto Rune Architects han querido que sobrevuele la mente de quien cruza el umbral de este hotel en Estocolmo, clásico por fuera pero radiantemente actual en su interior. Tras un dosel de vidrio dorado que protege de la lluvia con una clara vertiente funcional, se esconde un recién remodelado establecimiento que no es un tradicional hotel al uso, más allá de su fachada neoclásica.







El nuevo Nobis Hotel se ubica en los dos edificios originales del siglo XIX que lo han albergado hasta ahora y ocupa todo el lado este de la Plaza Norrmalmstorg de la capital sueca.

El estudio de arquitectos Claesson Koivisto Rune ha invertido 20 meses de trabajo reorganizando los espacios, planificando y reestructurando las áreas centrales comunes alrededor del lobby, el salón, los restaurantes y las 201 habitaciones que integran el emblemático hotel.

La entrada, el hall, los corredores y las habitaciones se suceden unos a otros en espacios bien diferenciados. La extravagancia del bar Gold, el comedor abierto las 24 horas del día, a modo de bistró de neta inspiración francesa, la trattoria italiana, la zona de relax recubierta de mármol o el salón de conferencias panelado en madera... Todos ellos tienen carácter propio, pero una característica común: un mobiliario formado por piezas de grandes firmas contemporáneas que se ha escogido en varios tonos cálidos complementarios entre sí.

Para decorar el interior de la estructura, Claeson Koivisto Rune han creado un total del 170 diseños únicos tanto de muebles como de telas y lámparas, de los que unas 20 son específicos para el hotel y otros 70 son variaciones de diseños ya existentes.

Un sistema planetario de lámparas esféricas suspendidas sobre el hall son un guiño al espacio. Cada una de las 25 lámparas pertenecen a un diseñador internacional reconocido.

El Nobis Hotel está especialmente pensado para viajeros de negocios y cada detalle está planificado desde la perpectiva de este tipo de cliente, que viaja por trabajo y huye de las estridencias. Los arquitectos han escogido aquellos aspectos que les ha gustado de su propia experiencia como viajeros y han dejado de lado todo lo superfluo. El resultado es que nada es casual en el Nobis Hotel.

El Gold Bar está panelado con espejos tintados de color oro. El resultado es un ambiente irreal, donde es difícil diferenciar la realidad y su reflejo.

La inspiración la ha aportado la propia ciudad, Estocolmo, pero no el brillante estallido de luz de los meses de verano, sino el invenal Estocolmo, cuando la luz es más suave y se desvanecen los contrastes. "Si miras una fotografía del skyline de la ciudad en invierno, sin luz solar, parece monócromo, casi en blanco y negro. Pero si te acercas, aprecias cada uno de los colores tamizados y las suaves sombras. Este es el efecto que hemos querido crear en este hotel y la impresión general es de calma y relax", señalan.

Como en casa. Esta ha sido la idea que se ha perseguido a la hora de diseñar cada una de las habitaciones. Puede parecer fácil, pero es difícil conseguir este efecto en un hotel sin caer en la monotonía. Claesson Koivisto Rune lo han conseguido a base de una cuidada selección de piezas de diferentes fabricantes y diseñadores en lugar de optar por una misma marca, que daría el aspecto "corporativo" que han tratado de evitar.

Todos los baños, así como el área de relax, se han recubierto con mármol de Carrara, bello y funcional.

Al viajero profesional, al igual que le ocurría al protagonista de la película El turista accidental, le gusta sentirse como en casa cuando viaja y encontrar aquello por lo que desea volver. Por este motivo, las habitaciones, aunque con ligeras variaciones entre sí, tienen todas un aire muy similar, elegante, en lo que supone un reencuentro con diseñadores clásicos como Kjaerholm, Jacobsen y Wegner y el Saarinen, funcionales en el más puro estilo nórdico.
  

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