Las puertas de madera pueden durar toda la vida salvo que sufran demasiados golpes o no las trate muy bien. Aún así, de vez en cuando conviene darles un toque de pintura o de lija para renovarlas y que tengan mejor aspecto.También es posible que quiera cambiar la cerradura o restaurarla al completo, para lo cual debe retirar los herrajes ya que dificultan la labor.
La parte más molesta, que no complicada, a la hora de restaurar una puerta de madera es cambiar la cerradura, ya que debe procurar que en el momento de quitarla no se ensucie porque sino al cambiarla perdería mucho tiempo limpiando los restos de pintura y además podría estropearse durante la reparación de la puerta. Antes de desmontar la cerradura retire los restos de pintura que tenga a su alrededor, puede hacerlo con un destornillador y una maza. La forma más sencilla para quitar una cerradura es golpear las cabezas de los tornillos para sacarlos con facilidad sino podemos sacarlos bien con el destornillador.
Cuando haya sacado la cerradura compruebe si está sucia y limpie los restos con una lijadora. Píntela con un barniz incoloro para evitar que sufra daños. A continuación retire las bisagras, límpielas y écheles un poco de aceite para que funcionen mucho mejor. Con una lijadora triangular elimine toda la pintura vieja de la puerta, si tiene una lijadora normal será más complicado llegar a los recovecos, mientras que con la triangular lo hará enseguida.
La última pasada de lija désela a mano con papel 120. Si la madera de la puerta está deteriorada repárela con masilla de resina sintética del color más similar a la puerta que encuentre. Rasque primero la zona para eliminar las partes dañadas, cuando termine, vuelva a pasar la lija para que no queden imperfecciones. Una vez hecho todo lo anterior ya estará lista para pintarla y darle un aire completamente diferente a su hogar si es lo que desea.
La parte más molesta, que no complicada, a la hora de restaurar una puerta de madera es cambiar la cerradura, ya que debe procurar que en el momento de quitarla no se ensucie porque sino al cambiarla perdería mucho tiempo limpiando los restos de pintura y además podría estropearse durante la reparación de la puerta. Antes de desmontar la cerradura retire los restos de pintura que tenga a su alrededor, puede hacerlo con un destornillador y una maza. La forma más sencilla para quitar una cerradura es golpear las cabezas de los tornillos para sacarlos con facilidad sino podemos sacarlos bien con el destornillador.
Cuando haya sacado la cerradura compruebe si está sucia y limpie los restos con una lijadora. Píntela con un barniz incoloro para evitar que sufra daños. A continuación retire las bisagras, límpielas y écheles un poco de aceite para que funcionen mucho mejor. Con una lijadora triangular elimine toda la pintura vieja de la puerta, si tiene una lijadora normal será más complicado llegar a los recovecos, mientras que con la triangular lo hará enseguida.
La última pasada de lija désela a mano con papel 120. Si la madera de la puerta está deteriorada repárela con masilla de resina sintética del color más similar a la puerta que encuentre. Rasque primero la zona para eliminar las partes dañadas, cuando termine, vuelva a pasar la lija para que no queden imperfecciones. Una vez hecho todo lo anterior ya estará lista para pintarla y darle un aire completamente diferente a su hogar si es lo que desea.
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