El complemento hipster por excelencia
Con el resurgir del estilo hipster durante la pasada década 2010, hubo un rebrote del ecologismo, la música indie, los tatuajes, la comida orgánica, las barbas, los bigotes, las camisas de cuadros y los tirantes. Entre todas las tendencias, no obstante, hubo una que volvió para quedarse y propagarse (seguramente por ser la más funcional): las gafas. De pronto, llevar gafas ya no resultaba tan traumático. Todo lo contrario, las gafas volvían a molar.
Ante tal ola, a principios de 2016 surgió una alternativa a las ópticas convencionales. Lobster se presentó como una solución disruptiva que proponía abaratar costes eliminando intermediarios (con un modelo direct to consumer) y a un precio cerrado, tenga la graduación que tenga.
El nacimiento de Project Lobster
Óscar Valledor, al frente de la start-up desde los 22 años (ahora tiene 25), presentó el proyecto en el programa YUZZ Jóvenes Emprendedores UPF 2017 Edition by Banco Santander. Su idea de vender gafas de diseño por internet y a un precio asequible resultó ganadora. Posteriormente se animó a participar en la plataforma Lanzadera impulsada por el famoso empresario Juan Roig. A partir de ahí, viento en popa a toda vela.
Tiendas Project Lobster en Barcelona y Valencia
Al cabo de apenas año y medio, dieron el salto de la venta digital al canal offline. Abrieron su primera tienda en el Born barcelonés, ofreciendo entregas de gafas graduadas en 24h vía Glovo o recogida en punto de venta.
Posteriormente llegó Valencia, con un espacio diseñado por Culdesac en la popular calle Sorní, junto al marcado de Colón. Un concepto innovador que simula una galería de arte.
El pasado mes de diciembre Project Lobster inauguró su tercera tienda. Esta vez en el barrio de Gracia (hipster por execelencia), nada más y nada menos que en la entrañable calle Verdi.
Proyectada por Destudio
El proyecto de interiorismo lo firma Destudio, expertos en el canal retail. Con 70 m2 de espacio diáfano, la tienda destaca por su estilo moderno, cercano, visual y accesible. En definitiva, un diseño muy lejos del «interiorismo de clínica» convencional de las ópticas tradicionales. Todo está pensado para agilizar el proceso de compra y hacerlo lo más personalizado y cercano posible.
La transparencia, una de las principales señas de identidad de la marca, se ha trasladado al interiorismo a través de la estructura del gabinete optométrico. Dentro del gran cubo de cristal transparente equipado con la última tecnología se realizan los exámenes visuales.
Del mismo modo se ha planteado el taller de montaje, desde donde se puede ver cómo los técnicos optometristas ensamblan las gafas manualmente en un exhaustivo control de calidad.
Vía: Diariodesign
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