Llevamos tiempo siguiendo el trabajo del estudio bilbaíno Garmendia Cordero Arquitectos. Hasta ahora les hemos mostrado rehabilitaciones de viviendas, en las que nos han sorprendido con su capacidad para transformar en oportunidades los condicionantes del espacio original. Sus intervenciones se caracterizan también por la funcionalidad, y por saber ajustarse a presupuestos limitados. Estos mismos planteamientos se observan en este proyecto de reforma para el Bloom Café de Barakaldo.
El encargo consistía en reconvertir un bar existente en cafetería y pastelería. Estudiando las características del local de partida, se extraía que se trataba de un espacio con una superficie en planta muy restringida -65 m2 – y una gran altura libre. Este último aspecto fue el que se decidió potenciar para conseguir una mayor sensación de amplitud en el establecimiento. Para ello se utilizó un sistema de placas de virutas de madera, que se colocaron en sentido contrario al habitual.
Estos elementos, además de cumplir su función de absorción del sonido, permiten a los usuarios percibir la notable altura existente, sin que por ello se pierda la escala doméstica y acogedora del espacio. Esta solución permite también colocar todas las instalaciones por encima, que pintadas de negro, no adquieren excesiva presencia.
Barra escultórica
Para organizar el espacio en planta, se decidió crear una única pieza escultórica que funcionase como eje vertebrador. Este mueble central se concibe como un macizo de madera de roble que se talla para ir dando servicio a los diferentes requerimientos de los clientes y el personal. Este elemento no trata de funcionar como una barra de bar tradicional, sino que se pliega para actuar de reclamo y distribuidor del usuario y, a la vez, generar en él espacios de apoyo, exposición o almacenaje según las necesidades de cada tramo.
Frente al mostrador se dispone una batería de mesas altas en las que los clientes pueden consumir los productos de la cafetería, siguiendo siempre las pautas marcadas por esa gran pieza tallada.
Para conseguir una imagen unitaria y no restar protagonismo a la gran pieza central, tanto los muros como el pavimento se han revestido con cerámica en un tono “verde apagado” de 10×10 con rejunteo gris claro. Por otro lado, la pared enfrentada al mostrador es de chapa ondulada microperforada. Este material permite encastrar las mesas y mejorar la absorción acústica, ya que al ser microperforado, es traspasado por el sonido, que absorbe el material posterior.
El objetivo ha sido, en definitiva, generar un elemento pesado y potente que organiza la actividad general del local. Esta pieza soluciona tanto el espacio público como el área de trabajo. Con él se elimina el concepto de “barra” para transformarse en algo a medio camino entre expositor, recepción, distribuidor y mostrador.
Fotografías: © Carlos Garmendia Fernández
Para más información visiten: Garmendia Cordero Arquitectos
Vía: diarioDESIGN
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