
Puede que este objetivo resulte obvio pero realmente les supuso un reto porque el restaurante está situado en una céntrica calle de esta ciudad al sudeste de la península, lo cual es bueno por la cantidad de personas que pasan por delante, pero también plantea un problema: “¿Cómo hacer para que la gente se detenga, mire, y tenga ganas de entrar?”, se preguntó el estudio, formado por arquitectos e interioristas.

Un pequeño espacio abierto y de transición entre la calle y el interior del restaurante, gracias a una entrada retranqueada respecto a la fachada y realizada con un sistema de cuarterones de lado a lado del local, lo que permite una gran entrada de luz natural.
Otro reclamo sería el punto de iluminación interior que significa el cubo transparente donde está situada la cocina – a la vista, obviamente y donde fusionan cocina mexicana y española. El volumen ejerce de espacio de transición entre la zona de la barra y las mesitas altas y la zona de mesas interiores.


Gran parte del mobiliario, entre ellos la barra y la mesa principal de tres metros de longitud reservada para grupos, ha sido diseñado por ARZE, utilizando maderas recicladas, una parte de las cuales, por cierto, procedían del local preexistente.
La iluminación, por su parte, combina elementos singulares con otros más convencionales. Y aparte de la luminaria puntual sobre cada mesa del comedor, destaca la lámpara hecha a partir de tuberías, “la cual genera una geometría particular en este espacio”, opina el estudio.
Para más información visiten: Estudio Arze
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