A lagranja se le planteó el reto de crear un nuevo concepto retail aplicado en dos tiendas de Barcelona en tan solo 5 semanas.
El plazo no permitía la indecisión y los autores del proyecto tenían claro que la nueva fórmula debía transmitir la cultura del zapato, así como cariño por la artesanía y la estética.
Se plantearon un proyecto ambicioso dónde cada tienda debía tener su propia personalidad, ya que estaban seguros que en este caso la diversidad crearía riqueza de marca.
El estudio de diseño se propuso crear también el entorno ideal del zapato y para ello decidió utilizar hormas viejas de madera que una vieja fábrica desechaba.
El estudio de diseño se propuso crear también el entorno ideal del zapato y para ello decidió utilizar hormas viejas de madera que una vieja fábrica desechaba.
Las dos primeras tiendas reúnen más de un centenar de hormas que el estudio ‘decoró’, y que la tienda expone de manera sutil. La idea original del proyecto es invitar a otros diseñadores a customizar nuevas hormas para las sucesivas tiendas, cada cual con su personalidad.
Cada tienda es monocromática, la del centro comercial El Triangle es azul turquesa, la de La Maquinista verde césped… pero todas ellas comparten un particular pavimento de madera de roble colocado en espiga, un sistema de mobiliario basado en mesas que recuerdan a setas… así como un diseño fresco con puntos de fantasía.
Cada tienda es monocromática, la del centro comercial El Triangle es azul turquesa, la de La Maquinista verde césped… pero todas ellas comparten un particular pavimento de madera de roble colocado en espiga, un sistema de mobiliario basado en mesas que recuerdan a setas… así como un diseño fresco con puntos de fantasía.
Vía: diarioDESIGN
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