El loft de VitraHaus acoge la primera instalación conjunta de Vitra y Artek en Weil am Rhein, de la mano de Studio Ilse. El espacio dedicado al ático en la sede de la empresa alemana se ha transformado en la casa de una pareja ficticia formada por Harri y Astrid, un músico alemán y una escenógrafa finlandesa.
Los objetos que protagonizan y narran la historia de sus vidas son los encargados de mostrar quiénes son, qué hacen y cómo viven.
Pero más allá de la instalación, Harri y Astrid son vehículos de comunicación para reseñar los valores compartidos de Vitra y Artek, más consolidados desde la absorción de la finlandesa fundada por Alvar Aalto por parte del gigante alemán el pasado mes de septiembre.
La creatividad y la naturaleza relajada son las principales claves de la casa de Harri y Astrid, lo que se refleja en las piezas de mobiliario escogidas para darle vida: el sillón 42 o el carrito 900 de Alvar Aalto, un akari de Isamu Noguchi o sillas Plastic Side de los Eames. Son objetos especiales para la pareja, que conviven con ellos e interactúan en sus vidas, especiales por lo que representan y no por lo que cuestan. Sus posibles arañazos e imperfecciones no se ven como un problema, sino como parte lógica en una mesa o una silla de uso diario.
A pesar de ser consideradas en la actualidad clásicos del diseño, no fueron concebidos para estar expuestos en un museo, sino que fueron diseñados para aumentar la calidad de vida de sus usuarios. Ésa es la filosofía de Vitra y Artek. O en palabras de los maestros: “La casa no debe hacer exigencias para sí misma, sino que debe ser el segundo plano para la vida y el trabajo” (Charles Eames), “El objetivo del arquitecto es crear un paraíso. La casa debe ser un ejemplo de este paraíso para las personas” (Alvar Aalto).
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Vía: diarioDESIGN
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