El principal desafío del equipo de Cuisines Steam fue crear “una cocina que reflejara la vida cotidiana de los clientes a la vez que acentuara el carácter arquitectónico de la casa”. Para ello y bajo la dirección de Patrizia Giacomini, se llevó a cabo una cuidadosa renovación cuyo resultado final fue un espacio funcional y acogedor en el que se mezclan elementos clásicos y líneas modernas.
La cocina se convirtió en una estancia destacada de la planta baja de la vivienda y pasó a integrarse de forma elegante en un concepto de espacio abierto sin resultar abrumadora o invasiva. Para conseguir introducirla en el contexto original y poner de relieve los elemento clásicos de la casa, se utilizaron suelos de madera, dispuestos en forma de espiga, y baldosas hexagonales de dos colores, colocadas de forma tradicional.
La luz natural, la ubicación de la mesa del comedor y el salón adyacente fueron los tres elementos claves que definieron la distribución con una gran isla central y unidades de almacenamiento ubicadas linealmente en una sola pared. La isla está dispuesta estratégicamente de modo que sólo se ve parcialmente desde el salón y el comedor para no monopolizar visualmente el espacio.
El almacenamiento incluye una zona de desayuno, electrodomésticos integrados así como un gran número de soluciones personalizadas que responden a las múltiples necesidades propias de una familia con cuatro niños pequeños. Además, la gran capacidad que ofrece la cocina salva el problema del posible desorden.
La ventana existente fue absorbida por los armarios de suelo a techo, aunque adquirió una personalidad propia y destacada gracias al revestimiento de madera y a la creación de un banco integrado. Este elemento, que se conviritió en una parte importante de la cocina, da la bienvenida a cualquier persona que quiera acurrucarse en su alféizar y charlar con el chef del momento.
Para más información visiten: Cuisines Steam
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