Sanderson se pone como objetivo que esta clase de hoteles se convierta en el centro social y cultural de su entorno. El propósito es que el hotel desempeñe el papel que estos establecimientos ejercían en los siglos XIX y XX, un lugar donde socializar, antes de que se convirtieran en meras instalaciones para dormir entre aeropuerto y aeropuerto.
Dicho esto, London Edition pone por encima de todo la confortabilidad. Sobre todo tiene que ser un establecimiento singular y acogedor, donde el cliente se sienta cómodo y que ofrezca a sus huéspedes lo mejor de la ciudad.
El hotel ocupa el edificio que en su día fue el Hotel Berners que, a su vez, se instaló sobre un conjunto de lujosas viviendas construídas en el primer tercio del siglo XIX. El hotel se convirtió en un centro social durante la época eduardiana, luciendo una decoración casi extravagante en sus suntuosos interiores , profusamente decorados con mármol y techos tallados intrincados, reinterpretando lo que imaginaban como elementos arábigos.
El ambiente es atractivo y la escala imponente: desde las puertas hasta la escalera de mármol. Los espacios comunes se han sometido a una fusión entre tradición y modernidad, para satisfacer todas las expectativas. Estamos ante un establecimiento sofisticado y carismático, sin un estilo definido que le pueda encasillar en determinada época histórica.
Uno de los principales atractivo del hotel son las zonas comunes, donde se puede charlar, trabajar o cenar, en unos majestuosos espacios públicos que incluyen dos bares, un restaurante, salas de reuniones y un vestíbulo como los de antes. London Edition ofrece un total de 173 lujosas habitaciones, donde la madera es protagonista. Y si el huésped es un fanático del culto al cuerpo, dispone de un gimnasio abierto todo el día.
El hotel sorprende desde el primer momento, con paredes forradas de mármoles multicolores originales que han sido cuidadosamente restaurados o la magnífica lámpara diseñada por Ingo Maurer que preside el vestíbulo.
Los espacios públicos se amueblan con piezas acogedoras, como los sofás tapizados en terciopelo verde diseñados por Donald Judd y clásicos sillones orejeros. Todo ello contribuye a crear un ambiente acogedor.
El hotel refleja dos de las grandes tradiciones británicas: la tradicional aristocracia inglesa y el club privado para caballeros de Londres. Dos estéticas difíciles de encajar, pero que aquí se complementan perfectamente.
Todo ello, sin embargo, perfectamente equipado como corresponde a un establecimiento del siglo XXI: ordenadores a disposición de los huéspedes; red wifi en todas las dependencias .... Ese toque futurista también se aprecia en algunas piezas del mobiliario que conviven armoniosamente con otras clásicas.
Impresiona el bar del hotel, una habitación puramente inglesa, forrada de paneles de roble ahumado y que rememora las clásicas bibliotecas de las mansiones rurales o los clubes privados de la ciudad y dónde los cócteles se sirven en bandeja de plata.
El restaurante tiene capacidad para 140 personas y está abierto prácticamente todo el día. Tiene un espacio de cafetería, donde destacan los taburetes de cuero y las mesas de roble. La iluminación corre a cargo de dos enormes arañas de bronce inspiradas en las lámparas de la Estación Central de Nueva York.
Las habitaciones del hotel están revestidas de nogal oscuro o roble claro, sutilmente iluminadas y decoradas con textiles suaves y donde se ha desterrado toda estridencia en el color. Resultan cálidas y acogedoras. Están equipadas con modernos escritorios y mesas en voladizo. Las suites disponen de salas de estar con fantásticas vistas sobre la ciudad y parte de ellas cuentan con terrazas amuebladas como si fueran un bistró francés.
Para más información visiten: Hotel London Edition, Yabu Pushelberg, Ingo Maurer
Vía: decoramus
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