Los platos de ducha son un elemento que ha pasado de estar destinado a los cuartos de baño más pequeños, a ser un indispensable en la estancia, llegando a sustituir a la clásica bañera en multitud de ocasiones.
Y es que este elemento se adapta a cualquier espacio, es cómodo de limpiar, está disponible en infinidad de materiales, colores y acabados y, además, permite un fácil acceso, por lo que es adecuado para viviendas con niños, ancianos o personas con movilidad reducida. Todas estas ventajas han hecho que hoy en día sean muchos los que optan por colocar uno en el baño, sin embargo, a la hora de decantarnos por uno u otro, deberemos tener en cuenta ciertos factores.
El espacio disponible y nuestras necesidades
La elección del tamaño del plato de ducha y su forma suele estar definido por el espacio disponible en nuestro baño. Así, podemos encontrar platos con multitud de formas, si bien los más habituales son los cuadrados, rectangulares y semicirculares.
Los primeros suelen ser los más adecuados para estancias pequeñas; sin embargo, y aunque el tamaño normal sea 80x80cm, también podemos encontrarlos de hasta 100x100cm.
Los primeros suelen ser los más adecuados para estancias pequeñas; sin embargo, y aunque el tamaño normal sea 80x80cm, también podemos encontrarlos de hasta 100x100cm.
Por su parte, los platos de ducha rectangulares son perfectos para cuando queremos sustituir la bañera. En este caso, los tamañaos van desde los 100 a 170 cm de largo, a los 72 a 90 cm de ancho.
Por último, los platos semicirculares son perfectos para colocar en las esquinas y su tamaño suele ir de los 75x75 cm a los 100x100 cm.
Por último, los platos semicirculares son perfectos para colocar en las esquinas y su tamaño suele ir de los 75x75 cm a los 100x100 cm.
La instalación y adaptabilidad
Sin duda, si tenemos presupuesto, la mejor manera de personalizar, decorar y cubrir todas nuestras necesidades, aprovechando al máximo el espacio, es mediante una ducha de obra. En este caso, además de tener claro el diseño, tamaño, altura y los materiales impermeables a usar, habrá que vigilar que el desagüe esté realizado correctamente para no tener problemas.
Los platos de ducha encastrados, ya sean a hechos a medida o no, son mucho más económicos e igual de prácticos y, aunque menos atractivos visualmente, resultan mucho más rápidos de instalar.
Los platos de ducha encastrados, ya sean a hechos a medida o no, son mucho más económicos e igual de prácticos y, aunque menos atractivos visualmente, resultan mucho más rápidos de instalar.
Los materiales
En el mercado existen diferentes tipos de platos de ducha que se pueden clasificar según los materiales con los que han sido realizados. Aquí le mostramos algunos de ellos:
- Porcelana: es el material más clásico para la fabricación de platos de ducha por su alta resistencia a los golpes, su fácil mantenimiento e instalación y, claro, por su precio económico. Por el contrario, también encontramos puntos negativos como sus escasas propiedades antideslizantes y su tacto frío, no muy agradable. La variedad de colores y acabados, además, es escasa.
- Acrílicos o fibra de vidrio: pesan poco, tienen un tacto más cálido, son muy resistentes y más adherentes, hay infinidad de modelos, colores y tamaños y, además, tienen un precio muy atractivo. Todo esto les ha hecho convertirse en una de las opciones favoritas por los usuarios de hoy en día. Por contrapartida, decir que se trata de un material deformable y, si no está bien colocado, puede llegar a separarse de la pared o de su base.
- Resinas: una de las opciones más atractivas. Se trata de los platos más delgados, pero también los más agradables al tacto, menos resbaladizos, y con la dureza y el peso de los porcelánicos. Su principal inconveniente es que tienen un precio elevado.
- Mármol y otros minerales: se trata de materiales naturales, de gran calidad, durabilidad y atractivo. Una de sus características principales es la robustez, el minimalismo, la sencillez y la imagen elegante y sofisticada que otorgan al cuarto de baño.
Vía: fotocasa
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