miércoles, 21 de diciembre de 2011

Tras el legado de Verner Panton: Ippolito Fleitz diseña la cantina de la nueva sede de Der Spiegel.

Además de ser una de las cabeceras europeas más prestigiosas, la revista Der Spiegel ha pasado a la historia del interiorismo por su cantina, diseñada en 1969 por Verner Panton. Ahora, este grupo editorial estrena una sede corporativa en Hamburgo y, también, un nuevo comedor para empleados. Todo un reto asumido por Ippolito Fleitz Group. Es un espacio de fuerte impacto visual que mediante espejos circulares, varillas acrílicas y grandes círculos amarillos en el techo actualiza la estética pop de su predecesor. Pero también transmite valores: favorece la comunicación y el intercambio dentro de la empresa y refleja esos conceptos al exterior.



En octubre de 2011, el grupo editorial Der Spiegel, que incluye una de las cabeceras de actualidad más prestigiosas de Alemania, Der Spiegel, se trasladó a su nueva sede en el nuevo barrio portuario de Hafencity, Hamburgo. Su impresionante estructura en la Eriscusspitze, bañada por las aguas del río Elba, fue diseñada por el arquitecto danés Henning Larsen.

Por su parte, Ippolito Fleitz Group fue el encargado de diseñar y construir un nuevo comedor para los empleados. La cantina del anterior edificio de Der Spiegel, diseñada en 1969, es sin duda uno de los más famosos proyectos del diseñador Verner Panton. Una parte de este espacio original, considerado patrimonio protegido, se exhibirá en el Museum für Kunst und Gewerbe y podrá visitarse en verano de 2012.

Por tanto, la herencia recibida representaba un desafío particular. Las deliberaciones del estudio comenzaron con una pregunta: ¿podrían integrar la emblemática instalación de Verner Panton en un nuevo concepto?

El comedor de los empleados ha sido y es una tarjeta de visita del Grupo de Der Spiegel; refleja su filosofía periodística tanto como su cultura de diálogo ­-no menos importante- debido a su posición prominente en el edificio y su gran visibilidad desde el exterior. Sin embargo, es un espacio que mira hacia adentro, sólo accesible a los empleados e invitados de Spiegel. Eso significa que no es un “espacio de marca” como tal.

A pesar del tamaño del espacio, el visitante nunca tiene una impresión monótona, de cadena de producción. El objetivo era ilustrar en el contexto de comedor la cultura del diálogo que durante décadas ha caracterizado a Der Spiegel. Esta cantina es un sitio de reunión y lugar de intercambio informal de opiniones. Al mismo tiempo debía cumplir con las exigencias funcionales, como la accesibilidad y claridad espacial.

El punto de partida del proyecto fueron la características del espacio y del edificio. El edificio se distingue por su posición, expuesta al agua, y su arquitectura moderna, expresada en el espacio vertical interior de un atrio de 14 pisos. La planta de la cantina define un amplio espacio poligonal, cuyo fuerte énfasis horizontal queda resaltado por la línea continua de ventanas en ambos lados.

Debido a que el espacio tenía que ser flexible, pronto quedó claro que el diseño del techo sería elemento distintivo de la cantina. Como reflejo de este hecho y la ubicación del puerto, se desarrolló un techo brillante que refleja la luz, de la misma manera que lo hace el agua en el exterior. Está formado por 4.230 círculos-espejo de aluminio satinado y pulido, colocados ligeramente en ángulo unos de otros. Ello significa que la luz natural del ambiente de la cantina reacciona a su entorno. Durante el día, el techo está animado por los efectos del agua y la luz de los alrededores.

El diseño del techo también tiene sus ventajas funcionales: el área que queda por encima de los círculos está pintado de negro, lo que ayuda a esconder el equipamiento técnico obligatorio, haciéndolo invisible. Los difusores y rociadores desaparecen. Además, el umbral superior se ha configurado para absorber el ruido, gracias a las propiedades acústicas de placas micro-perforadas.

Las mesas redondas, que favorecen la comunicación, parecen crecer desde el suelo. Son de acero en negro y su superficie se ha tratado con láser para evitar molestos reflejos. Las mesas se distribuyen en tres grandes grupos, lo que proporciona un contrapunto orgánico a la planta poligonal. Las zonas están claramente delineadas para no entorpecer la circulación: de ello se encargan tres líneas dibujadas sobre el pavimento, blanco y liso. Todas las áreas se organizan gracias a un elemento espacial compuesto de varillas colgantes de color blanco.

Los grandes círculos de color amarillo apoyan la zonificación del espacio. Estos grandes platos de luz de color intenso tienen, además, la ventaja de generar una atmósfera positiva incluso en los días más grises. Por la tarde se transforman en fuentes de luz con iluminación indirecta.

Las lámparas colgantes, por su parte, también ayudan a localizar las mesas en el espacio. Son de intensidad regulable y, suspendidas directamente encima de las mesas, aseguran que los niveles de luz son infinitamente variables.

El estado de ánimo general en la cantina está determinada por la cálida y blanca luz ambiental derramada por estas lámparas de suspensión. La luz indirecta proviene de los discos amarillos, que discretamente iluminan el techo. Unos downlights centrados, ocultos en el techo, ponen el acento y completan esta atmósfera de sutil sofisticación. Por su parte, unos bañadores de pared integrados en el techo aportan la luz sobre superficies de las paredes. Crear un equilibrio entre la iluminación vertical y la horizontal ha permitido optimizar el sentido del espacio también por la noche, logrado en parte, a través de reflejos en las superficies de vidrio.

Los paneles de madera aportan una sensación de profundidad, mientras que algunas superficies barnizadas y blanqueadas suponen un relieve vertical ondulado que crea un efecto de movimiento.

A través de una fachada de cristal en zigzag se crea, en un extremo, un área separada para eventos íntimos o para el uso nocturno de la cantina. Un envoltorio de brillantes varillas de plexiglás crea un ambiente íntimo y garantiza una iluminación sin deslumbramientos. En los momentos en los que ambas zonas están en uso, la separación es casi inmaterial.

Fotografías de Zooey Braun, cortesía de Ippolito Fleitz Group.

Para más información visiten: Ippolito Fleitz Group
Vía: diarioDESIGN









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