jueves, 27 de enero de 2011

Restaurante Wienerwald, de Ippolito Fleitz Group (Munich)

Un local impregnado de un refrescante verde, con futuristas superficies blancas y una gráfica divertida. Apetece entrar en el restaurante Wienerwald, de Munich, un "bosque" contemporáneo que esconde un menú poco sofisticado: pollo y ensaladas. Esta vez, la actualización del fast-food llega de la mano del estudio de arquitectura alemán Ippolito Fleitz Group.



La cadena Wienerwald, que significa Bosques de Viena, atesora una larga historia. Friedrich Jahn abrió el primer restaurante Wienerwald en Munich en 1955. Esta cadena, sinónimo de comida rápida, sufrió una gran expansión en las décadas siguientes, llegando a tener sucursales en 18 países. Después, la compañía cambió diversas veces de propiedad hasta que los nietos del fundador recompraron los derechos de la marca en 2007.

De la mano del estudio de Ippolito Fleitz Group, especializado en imagen corporativa, el nuevo Wienerwald pretende sacar partido a la larga tradición de la empresa aprovechando tanto la fuerza de la marca como la originalidad de su concepto gastronómico. El estudio se encargó de desarrollar el interiorismo corporativo de la cadena, que ya ha sido relanzado en dos sucursales Wienerwald en Munich.

Su nueva presencia visual y estética entronca, también, con su nueva oferta gastronómica. El pollo, con su fórmula natural bajo en grasa, sigue siendo el principal plato estrella del menú, completado ahora con ensaladas frescas picadas, lo que introduce a la cadena en el sector de alimentos frescos y saludables.

El nuevo diseño interior destaca la reorientación de la marca, trasladando al cliente los puntos fuertes tradicionales de la cadena: alta calidad, comodidad y cocina alemana en un marco de diseño contemporáneo. La frescura y la naturalidad vienen de la mano de materiales como la madera y el cuero, así como en los tonos del verde dominante y el higiénico blanco. El oro, por su parte, es utilizado como toque de color y guiño que evoca la piel crujiente de su producto principal, el pollo a la parrilla Wienerwald.

El espacio se ha organizado para garantizar la buena orientación de los clientes, crucial en un restaurante de autoservicio, así para como respetar la selección diferenciada de las zonas de asiento. Al entrar en el restaurante, el cliente es guiado hacia el mostrador frontal, que se presenta como una gran estructura blanca compacta. Sobre él, están suspendidos los tableros del menú, que informan de toda la gama de alimentos ofrecidos.

La propia comida también es visible: en la pared posterior del área de servicio, un nicho iluminado indirectamente presenta una selección de ensaladas y los pollos asados en la parrilla. Una flecha de neón verde en el centro de la pared trasera señala una escotilla a la cocina, donde se preparan los platos de pollo frito.

Las terminales de pedido y pago ocupan los extremos del mostrador, cuya zona central está ocupada por una tabla de corte. Después de pedir, aquí es donde se corten las ensaladas, el pollo en porciones y se agregan los ingredientes bajo los atentos ojos del comensal. En la pared adyacente a la terminal de pago, se exhiben las existencias del refrigerador de bebidas y postres. Un potente sistema de ventilación y extracción integrado en el área del mostrador evita humos y olores en el local.

Frente al mostrador, una mesa auxiliar también blanca ofrece las salsas, los condimentos y los cubiertos. Curiosamente, se sostiene en una patas del pollo doradas, un guiño al plato fuerte de la cadena. Los paneles de instrucciones, siempre verde, y las siluetas de los pollos Wienerwald sobre el piso de madera rústica son elementos de señalización que indican al cliente como desplazarse por el local y los pasos a seguir.

El comedor ofrece una amplia gama de opciones de asientos.Una zona de mesas blancas altas, tipo barra de bar, con sus respectivos tabueretes están disponibles para los clientes con poco tiempo. Como alternativa, una amplia zona de bancos corridos y asientos tapizados en piel marrón.

En esta zona se ha utilizado como revestimiento una superposición de paneles de roble, que introducen en el ambiente el elemento forestal, combinado con una serie de espejos que lucen sobreimpresos motivos de árboles y bosques. Lámparas con pantallas en varios tonos de verde, de diferentes tamaños y a diferentes alturas, cuelgan sobre las mesas.

Imágenes de bosques en diferentes tonos de verde ocupan una de las paredes laterales, así como las transparencias de las ventanas. Una de las paredes del comedor está dedicada a la historia de la cadena, a través de 14 platos que reproducen la imagen de Friedrich Jahn, el fundador de la marca, así como una fotografía de su primer restaurante Wienerwald.

Desde el exterior, el restaurante se aprecia como un oasis verde, en un sugerente juego de espejos y reflejos. Un nuevo local que actualiza los elementos tradicionales de la marca desde una óptica natural y 100 % refrescante.

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