El espacio está conformado por una repetición de planos de acero, elementos reutilizables tratados con un ritmo escultórico. Han sido pensados para acoger una diversidad de productos, en tamaños, colores y formas que sólo son visibles desde una perspectiva frontal. Esta peculiar característica, unida a la novedosa tipología del servicio ofrecido (el cliente es, también, vendedor) aporta una gran personalidad al espacio de 60 m2.
Esta es la descripción del trabajo realizada por los propios arquitectos, toda una lúcida declaración de intenciones:
"Este comercio nace en una época significativa: crisis, ecología, sostenibilidad... Un conjunto de factores que nos tienen que hacer reaccionar para cambiar. Recuperar, economizar, reflexionar, son verbos que nos tienen que acompañar en esta nueva etapa, y demostrar que no son exclusivamente la filosofía de una minoría, tiene que ser la filosofía de todos y de todo."
Más que una tienda: aqui el producto lo trae el cliente, haciéndolo cómplice de este nuevo concepto, donde modas y marketing se transforman en necesidad y realidad. Abriendo así una infinidad de posibilidades en cuanto al volumen y medidas de los productos expuestos.
Primera dificultad: la flexibilidad, ha de ser posible exponer tantos artículos pequeños como grandes, y en cantidades variables, sin tener que transformar el espacio constantemente.
Todo producto destinado a un público infantil tiene colores, formas, motivos vistosos... Al concentrarse en locales comerciales de este tipo, en muchos casos, esta intensidad visual juega en contra de la serenidad y orden del espacio, el contenido se puede "comer" al contenedor. Segunda complejidad: el espacio tiene que "controlar" los productos generalmente vistosos de los niños.
Se responde a esta problemática creando un elemento único, que transformará esta filosofía de sostenibilidad, recuperación y naturalidad. No quiere ser un mueble, quiere ser inmaterial, escultórico y esencial. Se crea un elemento que, como todo en este espacio, se pueda reutilizar, dándole una segunda oportunidad, sin adornos ni artificios, sin manipulaciones irreversibles...
Estos elementos son planos de acero negro reciclado, escogidos especialmente para este espacio por su elegante y sugerente textura oscura. Estos planos dan la sensación de "flotar" ligeros en el espacio, contribuyendo a crear una atmósfera especial y única. Gracias a su sinceridad constructiva y matérica, realzan el valor de los productos que se exponen en ellos.
Con su repetición, dan ritmo y vibración al espacio: opacos y pesados lateralmente, se vuelven invisibles y diáfanos frontalmente. "Los elementos de acero se transforman drásticamente obligando a su espectador a moverse, a cambiar de perspectiva, interactuando con él, haciéndolo vibrar". Y es que, para poder ver todos los productos, el cliente está obligado a entrar e ir al fondo de la tienda, haciéndolo participar y vivir esta arquitectura escultórica.
Conviviendo con esta zona de compraventa, existe un espacio destinado a niños y mayores que acoge charlas, talleres, muestras... Ello enfatiza aún más esta idea de interacción con el espacio, esta mezcla cliente/vendedor, esta nueva filosofía de comercio sostenible.
En definitiva, se ha querido crear un espacio escultórico útil, crítico del tiempo que vivimos, haciendo con lo mínimo, el máximo, dando un nuevo aire sostenible y una nueva dimensión al "less is more"de Luidwig Mies Van der Rohe.
Ficha técnica
Proyecto arquitectónico: Miquel Merce Arquitecto + MSB Estudi Taller d’arquitectura i disseny Diseño gráfico: BAG Disseny Constructor: Construccions Lizarte Pintura: Marco Fernández Herrero: Els Cortals Acero: Ferros Marot Electricidad: Vialec Pavimento: Matecosa Rotulación: La FontVía: diarioDESIGN
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