- Tener el diámetro necesario en función de su propósito. Los desagües de lavamanos, lavadoras, picas y demás que sólo conducen agua, suelen tener un diámetro de 40 mm. En cambio aquellos desagües que deben evacuar residuos sólidos junto con el agua, como el inodoro, deberán tener un diámetro de al menos 110 mm.
- Tener las caídas adecuadas. La energía que conduce este agua de desecho hasta la red de alcantarillado y finalmente al mar, no es otra que la de la gravedad. Estas conducciones, por lo tanto, siempre tienen que tener una caída suficiente para evacuar el agua con la rapidez necesaria.
- Solapar las diferentes piezas y juntas correctamente. Las uniones, curvas y derivaciones en los desagües y bajantes, tienen que estar siempre colocadas de forma que el agua se deslice por el interior sin obstáculos. Hay pegamentos que ayudan a mantener unidas estas piezas y que proporcionan cierta estanqueidad, pero ésta nunca es perfecta , y si las diferentes piezas de la tubería no se solapan correctamente, será fácil encontrar fugas.
Antiguamente, los desagües se realizaban con plomo, que es un metal flexible y fácil de cortar. Por contra, es altamente tóxico y se oxida y corroe con facilidad. Para las bajantes, se utilizaban tuberías de fibrocemento con amianto, también conocido como uralita. Ambos materiales en la actualidad están prohibidos y no se pueden utilizar, ni para agua potable ni para evacuación. El primero, por su toxicidad, y el segundo, porque contenía amianto, que es cancerígeno. En cambio, ahora se utiliza PVC para ambas cosas, ya que tiene las características idóneas para esta labor.
Vía: tumanitas
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