El maestro pastelero Oriol Balaguer inaugura en Barcelona un universo especializado en su producto estrella: el chocolate, en el que el único límite es la imaginación del cliente. Un local del Born propiedad de Ana Zaragoza, situado en una finca catalogada que se ha transformado hasta recordar los antiguos obradores y confiterías que uno sueña en su infancia es el segundo establecimiento de Balaguer en la ciudad y hará seguro las delicias de los más golosos.
Frente al histórico mercado del Born y en una de las calles con más atractivo gastronómico del barrio, el interior ha sido cuidado al detalle recuperando los elementos clásicos que comparte con otros espacios de la zona y buscando un aire de clase y estilo colonial. La reforma de los 125 m2 de local ha corrido a cargo de Contemporain Studio.
Manteniendo la volumetría existente del local dividido en una zona de degustación y una sala dedicada a talleres y actividades diversas más el obrador, desde el estudio comandado por Lázaro Rosa-Violán han aportado carácter y recuperado la atmósfera de las chocolaterías de barrio. Las maderas nobles, espejos y mármoles protagonizan el espacio, con una presencia especial para las cerámicas, que se asocian con el mundo tradicional de la chocolatería y las ‘granjas’ de toda la vida. En cataluña, se denominan popularmente granjas a las cafeterías que sirven productos tipo chocolate y bollería, y que se especializan en desayunos y meriendas.
Manteniendo la volumetría existente del local dividido en una zona de degustación y una sala dedicada a talleres y actividades diversas más el obrador, desde el estudio comandado por Lázaro Rosa-Violán han aportado carácter y recuperado la atmósfera de las chocolaterías de barrio. Las maderas nobles, espejos y mármoles protagonizan el espacio, con una presencia especial para las cerámicas, que se asocian con el mundo tradicional de la chocolatería y las ‘granjas’ de toda la vida. En cataluña, se denominan popularmente granjas a las cafeterías que sirven productos tipo chocolate y bollería, y que se especializan en desayunos y meriendas.
La barra obrador dispone de un mueble expositor de madera que permite exponer y caracterizar la zona de trabajo y los diferentes ingredientes que se usan en la elaboración del producto. A continuación, atravesando una arcada original del espacio, se accede a la tienda-expositor donde se exponen los útiles para el chocolate, con una falsa pared de madera que esconde los servicios. Al fondo, el taller es una estancia con una mesa central de mármol alrededor de la cual gira todo, y un espectacular mural de cerámica representa un mapamundi de las rutas del cacao. El almacén y la oficina se ocultan tras unas bambalinas de madera y vidrio que imitan a las oficinas o trastiendas de las tiendas de especias.
En La Xocolateria el cliente puede diseñar su propia tableta de chocolate a partir de sus más de 60 toppings y gracias a una innovadora máquina que enfría el chocolate con los sabores deseados; además de tomarse un helado también personalizado, un gofre, una crep, un croissant relleno, un pastel, un bombón o una piruleta o una taza de cacao negro, con leche o blanco.
Pero no podía faltar “el manjar más goloso de nuestra tierra”, en palabras de Ana Zaragoza: “Hemos patentado un soporte para tomar chocolate con churros que se coge con una sola mano, aplicando el concepto take away” a este producto que Balaguer domina en todas sus versiones. “Chocolate negro, blanco o con dulce de leche para llevar, con un cucurucho de churros que se toma de forma cómoda– apunta el pastelero a su vez- esta es nuestra innovación”.
Chocolate para llevar, para regalar, para sorprender a algún choco-adicto o para disfrutar en un local consagrado a este producto.
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