Lamentablemente, el frío ya ha llegado a nuestras vidas, y aunque podamos disfrutar de algún que otro día con buenas temperaturas, a partir de ahora vamos a tener que acostumbrarnos al mal tiempo. De hecho, ya comienza a costar más levantarse por la mañana y entrar en calor por la noche a la hora de meterse en la cama.
Sin duda, para estos momentos lo mejor son las fundas nórdicas, que actúan como perfectos aislantes térmicos, creando una cámara de aire protectora frente a las bajas temperaturas, la humedad y el frío, manteniendo la temperatura corporal constante. Sin embargo, para escoger bien el edredón nórdico hay que tener en cuenta una serie de factores. Le damos las claves a continuación.
Tipos de plumas
En primer lugar hay que distinguir entre el relleno duvet, extraído del abdomen y el pecho de la oca o el pato, más tupido y con un mayor poder regulador de la temperatura, y la pluma, que procede de otras partes. Además, también hay edredones realizados en fibra o microfibra, materiales sintéticos que imitan el plumón y que se acercan a sus cualidades caloríficas. Lo mejor de estos es que pueden lavarse en la lavadora y no perjudican a los alérgicos.
Gramaje
También es importante saber que, a mayor gramaje, mayor abrigo. Así, para climas fríos y húmedos es mejor optar por gramajes superiores a 200 g/m2, mientras que en los suaves es suficiente con unos 100 g/m2.
Diseño
Aunque no lo crea, el diseño del edredón es igual de importante que el relleno. Lo mejor es apostar por el sistema kasette, que divide el nórdico en cuadros amplios, creando cámaras de aire que aumentan su poder aislante con una distribución homogénea del relleno.
Otros consejos
Por último, debe tener en cuenta que hoy en día encontrará en el mercado fundas y rellenos con tratamientos antiácaros, antibacterias y antimoho, además de modelos reversibles con dos tipos de gramaje: uno para la temporada invernal y otro para el verano.
Vía: Interiorismos
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