

La solución de bates masi fue articular la vivienda mediante una serie de módulos abiertos y superpuestos, esto último a través de un simple solapamiento de las estructuras o bien con el contraste de materiales.
Cada volumen alberga una función diferente y funciona de manera casi autónoma al contar con su propio sistema de iluminación o control de la temperatura.

Al mismo tiempo, el hecho de estar superpuestos unos con otros permite cambiar de escenario rápidamente, convirtiéndose en una vivienda flexible, multitarea.
El interior de la residencia destaca, además, por la omnipresencia de la madera de caoba, que viste prácticamente todos los techos, paredes y suelos.
La madera se presenta en forma de láminas, con la particularidad de que, si bien son de distintos colores, todas siguen una misma dirección. Este recurso crea un singular efecto óptico de movimiento, el cual se aprecia, sobre todo, en el dormitorio.

Del interiorismo también destaca la chimenea del salón, una pieza en forma de semi marco que actúa como escultura pero también como elemento estructural ya que sus cargas laterales ahorran la necesidad de columnas u otros elementos en esta habitación.
Y es también funcional pues alberga un ropero y espacios de almacenamiento.
Está fabricada de tiras de bronce que reflejan la luz y aportan un extra de luminosidad gracias a un tratamiento de pátina. En la cabecera del dormitorio principal se ha utilizado un sistema parecido pero con correas de cuero.

Por otra parte el juego de módulos crea espacios entre sí que en el exterior se transforman en terrazas, patios y jardines.
Para más información visiten: Estudio bates masi + architects
Vía: diarioDESIGN
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