La piscina es un recurso de ocio y entretenimiento. Su uso tiene lugar principalmente por el día, pero ¿por qué utilizarla también por la noche? Veamos cuáles son las ventajas de ponerle luces internas a la piscina.
Principalmente, en los días de verano es cuando más puede explotarse la piscina; un buen baño para despejar el cuerpo y la mente. Además, no importa cuándo ni a qué hora, el agua puede estar útil para practicar la natación en cualquier momento.
Sin embargo, existe un impedimento: la luz. En el caso de que no se tenga luces en el jardín para disfrutar de la piscina, se convierte en un baño a ciegas; de este modo, es imprescindible ponerle luces, no solo para ver bien, sino también para decorar.
Estética interesante para el jardín
La piscina participa en la decoración del jardín. Ocupa un espacio importante, es un elemento funcional y le da el toque azul que contrasta con el verde; sin duda, aporta frescura al ambiente.
Tipos de luces para la piscina
Aunque el propio jardín puede tener su iluminación, a través de faroles o alguna pequeña lámpara, la piscina puede funcionar de manera independiente y aportar su contribución lumínica.
Existen dos formatos: los que se sitúan en la pared de la piscina sin que haya que hacer ninguna horadación en la pared y los que necesitan estar encastrados en un pequeño hueco. Algunos ejemplos son los siguientes:
Foco LED con potencia de 18w. Ofrece un alto rendimiento y apenas consume energía, por lo que puede dejar la piscina iluminada durante largos períodos de tiempo. El color de la luz es blanco y existen los dos formatos: sobre pared o encastrable.
Nicho empotrable con bombilla LED, también con 18w. Suele venir con dos metros de cable con envoltura aislante. La luz es potente y blanca.
Bombilla sumergible de 35w. Ofrece una luz muy intensa, blanca y fría, siendo más funcional que las anteriores gracias a la fuerza de la bombilla.
Aplique la correcta iluminación según el tamaño de la piscina
El número de luces dependerá del tamaño de la piscina; a más longitud más ejemplares. Lo importante es que quede bien iluminada, siempre es mejor pecar de poner mucho a quedarse corto.
Una piscina de tamaño normal que abarque 500 x 300 x 150 cm, es preciso que tenga en torno a 2 o 3 focos. Tampoco es cuestión de saturar de luz.
En el caso de que sea más grande y llegue a las medidas de 700 x 600 x 150 cm, son necesarios más focos, entre 4 y 5, repartidos por distintas partes para que llegue la luz a cada rincón.
Tanto en un caso como en el otro, también pueden colocarse pequeños focos más reducidos de tamaño; sin embargo, habría que poner mayor número y puede que los costes sean mayores.
Se recomienda que la instalación sea próxima a la superficie para así, poder cambiar las bombillas siempre que sea preciso sin necesidad de meterse en el agua.
Carácter distendido a través de luces de colores
Parece que solamente existe un tipo de luz para la piscina: la blanca. Pero en realidad existe otra tipología que son las luces de color RGB. Las hay de todos los estilos, solo hay que saber qué color quiere que predomine y qué sensación quiere aportarle al jardín.
Sin duda, los colores azules encajan bien, al igual que los verdes; en cambio, los rojos pueden darle un toque muy intenso y atrevido. Para ganar un sentido más informal y estéticamente diferente, el color morado está teniendo cada vez más presencia.
También están las que cambian de tono de manera automática, es decir, van cambiando de color y generan un ambiente completamente distendido y atractivo. Algo novedoso para el mundo de las piscinas.
Estética interesante para el jardín
La piscina participa en la decoración del jardín. Ocupa un espacio importante, es un elemento funcional y le da el toque azul que contrasta con el verde; sin duda, aporta frescura al ambiente.
Sin embargo, ¿qué ocurre por la noche si no se puede ver? Una piscina a oscuras es como no tener nada, ya que no puede saberse qué hay exactamente en el punto donde se encuentra.
Por tanto, aplicar luces internas permite que pueda ser utilizada cuando se quiera y denota una estética de relajación y alternativa en el jardín; es decir, un clima completamente distendido, atrayendo todas las miradas e invitando a darse un baño al final del día.
Por tanto, aplicar luces internas permite que pueda ser utilizada cuando se quiera y denota una estética de relajación y alternativa en el jardín; es decir, un clima completamente distendido, atrayendo todas las miradas e invitando a darse un baño al final del día.
Tipos de luces para la piscina
Aunque el propio jardín puede tener su iluminación, a través de faroles o alguna pequeña lámpara, la piscina puede funcionar de manera independiente y aportar su contribución lumínica.
Existen dos formatos: los que se sitúan en la pared de la piscina sin que haya que hacer ninguna horadación en la pared y los que necesitan estar encastrados en un pequeño hueco. Algunos ejemplos son los siguientes:
Foco LED con potencia de 18w. Ofrece un alto rendimiento y apenas consume energía, por lo que puede dejar la piscina iluminada durante largos períodos de tiempo. El color de la luz es blanco y existen los dos formatos: sobre pared o encastrable.
Nicho empotrable con bombilla LED, también con 18w. Suele venir con dos metros de cable con envoltura aislante. La luz es potente y blanca.
Bombilla sumergible de 35w. Ofrece una luz muy intensa, blanca y fría, siendo más funcional que las anteriores gracias a la fuerza de la bombilla.
Aplique la correcta iluminación según el tamaño de la piscina
El número de luces dependerá del tamaño de la piscina; a más longitud más ejemplares. Lo importante es que quede bien iluminada, siempre es mejor pecar de poner mucho a quedarse corto.
Una piscina de tamaño normal que abarque 500 x 300 x 150 cm, es preciso que tenga en torno a 2 o 3 focos. Tampoco es cuestión de saturar de luz.
En el caso de que sea más grande y llegue a las medidas de 700 x 600 x 150 cm, son necesarios más focos, entre 4 y 5, repartidos por distintas partes para que llegue la luz a cada rincón.
Tanto en un caso como en el otro, también pueden colocarse pequeños focos más reducidos de tamaño; sin embargo, habría que poner mayor número y puede que los costes sean mayores.
Se recomienda que la instalación sea próxima a la superficie para así, poder cambiar las bombillas siempre que sea preciso sin necesidad de meterse en el agua.
Carácter distendido a través de luces de colores
Parece que solamente existe un tipo de luz para la piscina: la blanca. Pero en realidad existe otra tipología que son las luces de color RGB. Las hay de todos los estilos, solo hay que saber qué color quiere que predomine y qué sensación quiere aportarle al jardín.
Sin duda, los colores azules encajan bien, al igual que los verdes; en cambio, los rojos pueden darle un toque muy intenso y atrevido. Para ganar un sentido más informal y estéticamente diferente, el color morado está teniendo cada vez más presencia.
También están las que cambian de tono de manera automática, es decir, van cambiando de color y generan un ambiente completamente distendido y atractivo. Algo novedoso para el mundo de las piscinas.
Vía: midecoración
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