Hoy en día disfrutar de una cocina al aire libre es un pequeño lujo asequible. Cada vez resulta más sencillo encontrar propuestas que simplifican este plan con un sentido muy práctico y todas las prestaciones necesarias. Desde módulos compactos, a cocinas que se ocultan cuando no se usan, diseños a medida para espacios mini y opciones portátiles. Eso sí, cuando la solución elegida requiere realizar obras de instalación es fundamental la presencia de profesionales que asesoren y materialicen los diferentes trabajos. Así nos aseguramos de que nuestro proyecto sea factible, duradero y seguro.
Una cocina al aire libre actual no exige demasiados elementos. Gran ventaja si el espacio exterior disponible no nos permite demasiadas concesiones. Tal vez la única zona viable para habilitarla sea una parte de la fachada de la vivienda, o un muro lateral. Las versiones compactas resuelven estas situaciones con éxito. Tienen todo lo necesario para cocinar sin exigir un gran despliegue. Por lo general incluyen una zona de parrilla, un pequeño fregadero y un mini espacio de preparación. Suficiente para afirmar que tenemos una cocina al aire libre. Y si el jardín da para más podemos pensar en añadir nuevos elementos, como por ejemplo un pequeño frigorífico vintage.
Ahora bien, los modelos compactos también pueden ser perfectos si vivimos en un ático y contamos con una terraza interminable.Pueden integrarse en los laterales de los miradores, para que no destaquen demasiado o asuman un papel demasiado protagonista. Cuando hay metros suficientes y presupuesto, otra idea es incorporar un fregadero de piedra y una barra para comidas más informales. Será un cocina al aire libre contemporánea y urbana.
Diseños que son puro minimalismo
Si estamos enamorados de todo lo considerado minimalista en decoración, también nuestra cocina al aire libre puede ser así. Hay diseños de exquisitas líneas que responden a este concepto con sus formas minimal y su elegancia industrial. Están pensadas para ser usadas en espacios exteriores gracias a sus materiales adecuados y a sus altas prestaciones. Sus muebles, de líneas ultra depuradas, cubren todas las funciones de una cocina tradicional con una zona para cocinar, un fregadero y un tablero central. Son conjuntos que además pueden crecer sumando nuevas piezas de idéntica factura, entre ellas, una mesa-encimera de madera natural.
Las opciones más desenfadadas
Ya lo decía al principio de este post. Tener una cocina al aire libre es un lujo a nuestro alcance. No necesariamente hay que tirar la casa por la ventana o hacer una gran inversión para disfrutar de un espacio exterior donde cocinar contemplando nuestras plantas. Podemos probar con soluciones más sencillas pero que vayan mucho con nuestro estilo de vida. Quizá una cocina de aire vintage, pequeña pero con todo lo imprescindible. Ideal además para decorar con macetas de barro, jarrones de zinc y farolillos para iluminar durante la noche.
O bien animarnos a disponer de una solución versátil y cómoda, sin que apenas ocupe. En ese caso, lo mejor es pensar en barbacoas portátiles y mesas con ruedas, que nos den libertad para movernos por el jardín y ejercer de anfitrión.
Una cocina al aire libre: entre sol y sombra
Antes de lanzarnos a pensar en la cocina al aire libre ideal, es preciso detenerse de una serie de aspectos clave. Y el primero de ellos es el clima de la zona donde vivimos. Sus principales características podrán proporcionarnos pistas valiosas para planificar la mejor ubicación de la cocina al aire libre. Si la casa está situada en una región cálida y húmeda, habrá que jugar mucho con las sombras, para tener el mayor número de frescor cuando estamos cocinando. Otro dato fundamental será el número de horas que da el sol en ese espacio del jardín y la orientación que tiene. Una vez valorado todo esto, suele funcionar bien ubicar la cocina mirando al norte.
¿Y qué hacer si en la zona donde vivimos hace frío y calor por igual? En ese caso lo mejor es que nuestra cocina al aire libre permanezca protegida, al abrigo de temperaturas extremas y vientos fuertes. Sobre todo si tenemos pensado incluir una parrilla. La zona del porche puede ser el escenario más apropiado para montar una cocina al aire libre. Por ejemplo de obra y revestida con madera.
Los materiales que mejor se llevan con la intemperie
Cómo no, una cocina al aire libre debe ser cien por cien segura. Además de funcional y afín a nuestras preferencias decorativas. Por eso debemos apostar por aquellos materiales que nos lo garanticen con total fiabilidad. Desde el mobiliario a los revestimiento para la encimera, suelos y paredes deben reunir tres requisitos. Tome nota: ser altamente resistentes a la intemperie, fáciles de mantener y duraderos. La piedra natural, el acero y el hierro forjado son opciones muy recomendables. Pero también podemos pensar en soluciones más avanzadas tecnológicamente, siempre que nuestro presupuesto nos lo permita.
Y si entra en nuestros planes contar con un porche donde situar la cocina al aire libre, también es importante cuidar al máximo sus materiales. Las estructuras de madera y metálicas son un acierto seguro, al igual que las vigas y los techos que se pueden abrir mediante planchas de acero. La pintura plástica para exterior y los pavimentos antideslizantes pueden ser también grandes aliados para configurar un escenario funcional y seguro.
Una cocina al aire libre actual no exige demasiados elementos. Gran ventaja si el espacio exterior disponible no nos permite demasiadas concesiones. Tal vez la única zona viable para habilitarla sea una parte de la fachada de la vivienda, o un muro lateral. Las versiones compactas resuelven estas situaciones con éxito. Tienen todo lo necesario para cocinar sin exigir un gran despliegue. Por lo general incluyen una zona de parrilla, un pequeño fregadero y un mini espacio de preparación. Suficiente para afirmar que tenemos una cocina al aire libre. Y si el jardín da para más podemos pensar en añadir nuevos elementos, como por ejemplo un pequeño frigorífico vintage.
Ahora bien, los modelos compactos también pueden ser perfectos si vivimos en un ático y contamos con una terraza interminable.Pueden integrarse en los laterales de los miradores, para que no destaquen demasiado o asuman un papel demasiado protagonista. Cuando hay metros suficientes y presupuesto, otra idea es incorporar un fregadero de piedra y una barra para comidas más informales. Será un cocina al aire libre contemporánea y urbana.
Diseños que son puro minimalismo
Si estamos enamorados de todo lo considerado minimalista en decoración, también nuestra cocina al aire libre puede ser así. Hay diseños de exquisitas líneas que responden a este concepto con sus formas minimal y su elegancia industrial. Están pensadas para ser usadas en espacios exteriores gracias a sus materiales adecuados y a sus altas prestaciones. Sus muebles, de líneas ultra depuradas, cubren todas las funciones de una cocina tradicional con una zona para cocinar, un fregadero y un tablero central. Son conjuntos que además pueden crecer sumando nuevas piezas de idéntica factura, entre ellas, una mesa-encimera de madera natural.
Las opciones más desenfadadas
Ya lo decía al principio de este post. Tener una cocina al aire libre es un lujo a nuestro alcance. No necesariamente hay que tirar la casa por la ventana o hacer una gran inversión para disfrutar de un espacio exterior donde cocinar contemplando nuestras plantas. Podemos probar con soluciones más sencillas pero que vayan mucho con nuestro estilo de vida. Quizá una cocina de aire vintage, pequeña pero con todo lo imprescindible. Ideal además para decorar con macetas de barro, jarrones de zinc y farolillos para iluminar durante la noche.
O bien animarnos a disponer de una solución versátil y cómoda, sin que apenas ocupe. En ese caso, lo mejor es pensar en barbacoas portátiles y mesas con ruedas, que nos den libertad para movernos por el jardín y ejercer de anfitrión.
Vía: Decoración 2.0
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