En todo proyecto de interiorismo intervienen elementos muy diversos que actúan de forma conjunta en la transformación de un espacio y hoy queremos dedicarle este post a uno de los que más fuerza suele tener en ese proceso: la curva.
La base del diseño de interiores consiste en transformar un espacio interior comenzando por su envolvente (suelos, paredes y techos) y continuando con el resto de elementos del espacio (divisiones, materiales, iluminación y mobiliario) aplicando nuestra idea de forma coherente. Normalmente la envolvente suele componerse de elementos rectos (techos y suelos rectangulares, paredes perfectas, etc.), dejando el protagonismo al resto. Quizás por eso la curva resulte tan llamativa a ojos del ser humano: por su suave forma, su delicadeza, su elegancia, pero también por su infrecuencia.
La curva es una geometría orgánica llena de belleza cuyo origen se remonta a las antiguas construcciones clásicas como el teatro griego o el coliseo romano, perdurando durante siglos hasta la actualidad. A lo largo de la historia del arte y la arquitectura encontramos múltiples referencias a ella, especialmente en el Modernismo.
En la actualidad quedó prácticamente desterrada en los tiempos del minimalismo, pero con el auge del diseño orgánico y de filosofías como el feng shui, que huyen de aristas y paredes angulosas, volvió a retomar su protagonismo aunque de forma más refinada, pulcra y sinuosa que la de antaño.
Veamos cómo aplicarla en la reforma de un espacio interior.
Paredes
Si hasta ahora la arquitectura era la encargada de determinar la forma de un espacio, hoy en día el diseño interior nos permite jugar con él sin meternos en complicaciones estructurales.
Las paredes rectas ya no son un condicionante que nos limite: podemos revestirlas de muchas formas para moldear el espacio a nuestro antojo. Trasdosados de pladur, panelados o textiles nos posibilitan transformar un espacio rectilíneo y anodino en uno nuevo mucho más dinámico y acogedor.
La iluminación indirecta juega un papel muy importante en estos casos, ya que contribuye a resaltar los volúmenes tridimensionales creados por las curvas, ayudando completar la atmósfera deseada.
Elementos decorativos
Además de paredes y techos, para completar una decoración basada en la curva y el diseño orgánico entran en juego otros muchos elementos: Escaleras, celosías, mobiliario y complementos decorativos deben ir en la misma línea estética.
Tanto la madera como el metal, el corian, el mimbre o el ratán son materiales con los que se podrá jugar a discreción para conseguir piezas sinuosas y casi oníricas.
Como se puede apreciar, aunque resulte más cara de ejecutar por la complicación que conlleva el moldeado, la curva en la decoración proporciona ambientes sorprendentes que no dejan a nadie indiferente.
Les dejamos con una pequeña muestra más de ello y de cómo aplicarla al diseño interior.
Paredes
Si hasta ahora la arquitectura era la encargada de determinar la forma de un espacio, hoy en día el diseño interior nos permite jugar con él sin meternos en complicaciones estructurales.
Las paredes rectas ya no son un condicionante que nos limite: podemos revestirlas de muchas formas para moldear el espacio a nuestro antojo. Trasdosados de pladur, panelados o textiles nos posibilitan transformar un espacio rectilíneo y anodino en uno nuevo mucho más dinámico y acogedor.
La iluminación indirecta juega un papel muy importante en estos casos, ya que contribuye a resaltar los volúmenes tridimensionales creados por las curvas, ayudando completar la atmósfera deseada.
El techo es un elemento arquitectónico muy diferenciador en la decoración. La mayoría de las veces lo pasamos por alto, pero centrar el foco de la decoración en el techo puede ser una estrategia muy impactante en el diseño interior de un espacio.
A la hora de emplear la curva en los techos, podemos destacarlos remarcando con pintura las bóvedas de una antigua construcción restaurada, crear un falso techo de diseño orgánico con un sugerente cambio de material o configurar volúmenes que bajen por la pared creando un nuevo marco interior a partir de materiales más ligeros como cortinas y textiles.
A la hora de emplear la curva en los techos, podemos destacarlos remarcando con pintura las bóvedas de una antigua construcción restaurada, crear un falso techo de diseño orgánico con un sugerente cambio de material o configurar volúmenes que bajen por la pared creando un nuevo marco interior a partir de materiales más ligeros como cortinas y textiles.
Elementos decorativos
Además de paredes y techos, para completar una decoración basada en la curva y el diseño orgánico entran en juego otros muchos elementos: Escaleras, celosías, mobiliario y complementos decorativos deben ir en la misma línea estética.
Tanto la madera como el metal, el corian, el mimbre o el ratán son materiales con los que se podrá jugar a discreción para conseguir piezas sinuosas y casi oníricas.
Como se puede apreciar, aunque resulte más cara de ejecutar por la complicación que conlleva el moldeado, la curva en la decoración proporciona ambientes sorprendentes que no dejan a nadie indiferente.
Les dejamos con una pequeña muestra más de ello y de cómo aplicarla al diseño interior.
Vía: Decofilia
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