El estudio Egue y Seta nos propone un proyecto de interiorismo en A Coruña para acabar con los tópicos de vestir una vivienda para alquilar. El resultado es un reflejo del espíritu jovial y sin tibiezas del propio estudio de arquitectura, es decir, un espacio con personalidad, rotundo, sin cautelas por intentar dar en la diana de ningún gusto en particular.
El acceso de la vivienda es a través de un salón, comedor y cocina sin tabiques intermedios pero zonificados mediante suelos distintos y mobiliario. Por ejemplo, la cocina se levanta sobre un porcelánico imitación a mosaico hidráulico y el salón sobre un pavimento vinílico efecto madera de roble envejecida
También hay espacio para piezas originales, como la mesa de madera maciza que integra una placa de cocción vitro-cerámica, y que invita a disfrutarlo a placer, en el día a día o en los momentos más extraordinarios.
Avanzando por el espacio nos topamos con una alfombra de estilo persa que delimita un área de confort con sillones, sofás, mesitas y consola audiovisual. Sí, los escenarios pueden ser muchos: para permitir el entretenimiento de una pareja, una lectura a solas o una reunión de amigos.
El eclecticismo ha sido una de las claves de la decoración: texturas, patrones y colores variados. El equilibrio lo dan los toques neutros de la madera, la piedra o el mimbre.
¿Y qué sería de un buen piso de alquiler si no nos detuviéramos en las habitaciones y el baño?; ¡ay!, ¡el baño! El lema ha sido: optimización de cada centímetro, de hecho, el baño se sitúa en el bajo de la escalera, pero logra superar la sensación “claustrofóbica” propia de un espacio pequeño con ayuda de un look total-white y mobiliario suspendido. Limpieza y neutralidad.
Avanzando por el espacio nos topamos con una alfombra de estilo persa que delimita un área de confort con sillones, sofás, mesitas y consola audiovisual. Sí, los escenarios pueden ser muchos: para permitir el entretenimiento de una pareja, una lectura a solas o una reunión de amigos.
El eclecticismo ha sido una de las claves de la decoración: texturas, patrones y colores variados. El equilibrio lo dan los toques neutros de la madera, la piedra o el mimbre.
¿Y qué sería de un buen piso de alquiler si no nos detuviéramos en las habitaciones y el baño?; ¡ay!, ¡el baño! El lema ha sido: optimización de cada centímetro, de hecho, el baño se sitúa en el bajo de la escalera, pero logra superar la sensación “claustrofóbica” propia de un espacio pequeño con ayuda de un look total-white y mobiliario suspendido. Limpieza y neutralidad.
En las habitaciones nos llaman la atención el cabecero colorido degradado, de naranja a gris azulado que conecta suelo con techo o el armario ropero camuflado con el resto de paredes mediante un laminado blanco y mate.
Subiendo un par de peldaños desde la otra habitación, más infantil y con cama individual, damos con un vestidor y área de estudio, desde donde se accede a una galería exterior. La sorpresa es uno de los atractivos de esta residencia con alma joven. Y como guinda, el estilismo, esa colocación pensada de objetos de apariencia singular que nos atrapan y nos llevan a decir un rotundo “sí quiero” y a afirmar con orgullo que somos los nuevos inquilinos.
Para más información visiten: Egue y Seta
Vía: diarioDESIGN
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