

Qué es y cómo se mide

Este consumo se establece mediante un equipo de medición de energía eléctrica, comúnmente denominado “contador”. Es de aquí de donde las empresas comercializadoras extraen los datos para facturarnos la energía consumida.
Cómo calcularlo
Lo primero que debemos hacer para poder calcular el consumo energético de una vivienda es conocer la potencia de cada uno de los aparatos eléctricos de la misma. La unidad de medida de la potencia eléctrica de todos los aparatos, que podemos descubrir en los manuales o las placas identificativas de los mismos, es el vatio (W).


Esto significa que el consumo de cualquier equipo dependerá de la potencia del mismo (que siempre es la misma) y del tiempo que se encuentre conectado.
Así pues, hemos de tener en cuenta la siguientes premisas:
W / 1000 = kW |
kW x horas de uso= kWh diarios consumidos por el aparato |
kWh x días del mes = consumo energético mensual |

Así, podemos hacernos una idea de nuestro consumo eléctrico mensual mediante una tabla que contenga los siguientes datos: aparato, potencia del mismo, cantidad de ese tipo de aparatos, horas en funcionamiento, días al mes en funcionamiento y consumo mensual en kWh que suponen. La suma de los kWh de todos los aparatos será el consumo mensual de energía de nuestro hogar.
De esta forma, podemos saber con más o menos seguridad si nuestras facturas de la luz son correctas o no. En caso de que los consumos no se correspondan, puede deberse a deficiencias en nuestras instalaciones, a que el contador funcione de manera incorrecta o a un error en la lectura.
A la hora de comparar el gasto energético facturado con el que hayamos calculado nosotros, debemos pensar que la factura emitida por la empresa comercializadora, además de cobrarnos la energía consumida, también se nos facturan conceptos como el impuesto sobre la electricidad, el término fijo sobre la potencia contratada o el alquiler del contador (si lo hubiese), entre otros.
A la hora de comparar el gasto energético facturado con el que hayamos calculado nosotros, debemos pensar que la factura emitida por la empresa comercializadora, además de cobrarnos la energía consumida, también se nos facturan conceptos como el impuesto sobre la electricidad, el término fijo sobre la potencia contratada o el alquiler del contador (si lo hubiese), entre otros.
Cómo se reparte y qué factores afectan al consumo
Según Red Eléctrica Española, el consumo se reparte en los hogares de nuestro país de la siguiente forma:
- 60% de la energía la consumen los electrodomésticos
- 15% de la electricidad se gasta en iluminación
- 10% en calefacción (si ésta es eléctrica)
- 5 % en el calentador
- 10% otros
- 60% de la energía la consumen los electrodomésticos
- 15% de la electricidad se gasta en iluminación
- 10% en calefacción (si ésta es eléctrica)
- 5 % en el calentador
- 10% otros
En España, el consumo medio por persona al año es de 1200 kWh. Sin embargo, hay ciertos factores que pueden hacer que el consumo varíe:
- Tipo de vivienda: no se gasta lo mismo en un piso de 30 m2 que en una casa de tres plantas, por ejemplo.
- Aislamiento: se trata de un punto de vital importancia para el ahorro energético. Si nuestra vivienda tiene fugas de aire, consumiremos mucha más electricidad para calentar o enfriar el espacio a la temperatura adecuada.
- Antigüedad de la caldera: disponer de una caldera vieja, queramos o no, implicará consumir más energía.
- Habitantes de la vivienda y edades de estos: por ejemplo, no se gastará la misma energía un hogar en el que habiten dos adultos, que uno que tenga dos adultos y dos niños.
- Estilos de vida de los habitantes: no se consume la misma energía en un hogar en el que sus habitantes hacen mucha vida fuera, que en uno en el que sus residentes pasan mucho tiempo.
- Tipo de vivienda: no se gasta lo mismo en un piso de 30 m2 que en una casa de tres plantas, por ejemplo.
- Aislamiento: se trata de un punto de vital importancia para el ahorro energético. Si nuestra vivienda tiene fugas de aire, consumiremos mucha más electricidad para calentar o enfriar el espacio a la temperatura adecuada.
- Antigüedad de la caldera: disponer de una caldera vieja, queramos o no, implicará consumir más energía.
- Habitantes de la vivienda y edades de estos: por ejemplo, no se gastará la misma energía un hogar en el que habiten dos adultos, que uno que tenga dos adultos y dos niños.
- Estilos de vida de los habitantes: no se consume la misma energía en un hogar en el que sus habitantes hacen mucha vida fuera, que en uno en el que sus residentes pasan mucho tiempo.
Vía: fotocasa
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