Un encargo de la agencia de publicidad y comunicación Sra. Emilia, que convierte un anodino bajo comercial en un espacio de trabajo luminoso y muy inspirador.
La intervención adapta el programa a la planta longitudinal del local original. Tres estancias diferenciadas que albergaran la recepción, la sala de reuniones y la zona de trabajo. “Con una gran fachada de vidrio hacia el frente y dos grandes ventanales al fondo, el local proponía un recorrido longitudinal con la luz natural como reclamo para avanzar” explican los propios arquitectos.
Visión global
Se dispuso así un esquema visual en el que, aunque independientes, las estancias quedan interconectadas entre sí. El cliente logra así una visión global del funcionamiento y proceso de trabajo de su empresa. Un esquema claro y sencillo, donde transparencias, superposiciones y maclas se van mostrando según se avanza por el local. “Un vistazo rápido y complejo, que se clarifica a medida que te adentras en el espacio”.
Las ideas como alma del proyecto
En el centro del local, la sala de reuniones ha sido concebida como el alma de la empresa. Un espacio neutro y estático, ausente de ornamento, información o producto, donde las ideas –el auténtico y más preciado producto de la empresa– son las protagonistas. “Un producto valioso, a veces complicado de vender, cuya importancia debe ser transmitida al cliente en un entorno sin referencias”.
La madera del mobiliario y el fondo contrachapado de las estanterías rompen con la supremacía del blanco que domina la intervención. Un espacio dentro de otro, que ligero y dinámico contrasta con el telón de fondo negro, casi infinito, de paredes y techo.
Fotografía: Iván Casal Nieto
Se dispuso así un esquema visual en el que, aunque independientes, las estancias quedan interconectadas entre sí. El cliente logra así una visión global del funcionamiento y proceso de trabajo de su empresa. Un esquema claro y sencillo, donde transparencias, superposiciones y maclas se van mostrando según se avanza por el local. “Un vistazo rápido y complejo, que se clarifica a medida que te adentras en el espacio”.
Las ideas como alma del proyecto
En el centro del local, la sala de reuniones ha sido concebida como el alma de la empresa. Un espacio neutro y estático, ausente de ornamento, información o producto, donde las ideas –el auténtico y más preciado producto de la empresa– son las protagonistas. “Un producto valioso, a veces complicado de vender, cuya importancia debe ser transmitida al cliente en un entorno sin referencias”.
La madera del mobiliario y el fondo contrachapado de las estanterías rompen con la supremacía del blanco que domina la intervención. Un espacio dentro de otro, que ligero y dinámico contrasta con el telón de fondo negro, casi infinito, de paredes y techo.
Fotografía: Iván Casal Nieto
Para más información visiten: Erbalunga Estudio, Sra. Emilia Agencia de Comunicación
Vía: diarioDESIGN
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