El estudio mexicano Esrawe se encargó de la reforma de este piso – o departamento como dirían en México – situado en la Colonia de Polanco, el barrio más sofisticado del D.F. y uno de los más bulliciosos debido a los numerosos restaurantes, tiendas y galerías que lo habitan. Por ello, el cliente pidió al estudio un espacio “personal e introspectivo” en todos los rincones de la casa. En otras palabras, un lugar donde olvidarse del mundanal ruido.
La propuesta de Esrawe consistió en crear puntos de continuidad y esparcimiento, y en utilizar la naturaleza para dotar de intimidad cualquier espacio de la vivienda.
De hecho la elección de colores y texturas fue elegida en tonos neutros y sobrios para que sea precisamente la vegetación, junto al arte y la decoración, los que aporten el color.
A través de un gran bloque central que recorre las dos plantas, la vivienda – de 200 m2 – quedó dividida en un área pública y otra privada. Ambas se comunican mediante un pasillo a modo de intersección. De modo que el bloque también queda partido en dos: A un parte, un muro de vegetación que funciona como el corazón de la casa, y visible desde casi todos los ángulos, y en la otra un volumen destinado a varias funciones.
En la planta baja, el volumen, en forma de monolito y terminado en laca color gris antracita, integra los armarios de cocina, el baño de visitas, el baño de la habitación secundaria y el cuarto de servicio. En la planta superior funciona como biblioteca, baño y cabecera de la habitación principal.
La habitación principal da a una terraza privada, donde la continuidad del piso de madera confiere la sensación de tratarse de un mismo espacio. Parte del perímetro de la terraza también se ha cubierto de vegetación para otorgar una mayor sensación de intimidad.
El baño principal es una caja negra recubierta de mármol Ebony Chrystal en el piso, las paredes y el plafón. El espacio se abre hacia el pasillo que conecta la biblioteca con la habitación principal, y por tanto hacia el muro de vegetación.
De esta terraza de la casa se puede distinguir el muro de vegetación y el volumen del interior.
Para más información visiten: Esrawe
Vía: diarioDESIGN
La propuesta de Esrawe consistió en crear puntos de continuidad y esparcimiento, y en utilizar la naturaleza para dotar de intimidad cualquier espacio de la vivienda.
De hecho la elección de colores y texturas fue elegida en tonos neutros y sobrios para que sea precisamente la vegetación, junto al arte y la decoración, los que aporten el color.
A través de un gran bloque central que recorre las dos plantas, la vivienda – de 200 m2 – quedó dividida en un área pública y otra privada. Ambas se comunican mediante un pasillo a modo de intersección. De modo que el bloque también queda partido en dos: A un parte, un muro de vegetación que funciona como el corazón de la casa, y visible desde casi todos los ángulos, y en la otra un volumen destinado a varias funciones.
En la planta baja, el volumen, en forma de monolito y terminado en laca color gris antracita, integra los armarios de cocina, el baño de visitas, el baño de la habitación secundaria y el cuarto de servicio. En la planta superior funciona como biblioteca, baño y cabecera de la habitación principal.
La habitación principal da a una terraza privada, donde la continuidad del piso de madera confiere la sensación de tratarse de un mismo espacio. Parte del perímetro de la terraza también se ha cubierto de vegetación para otorgar una mayor sensación de intimidad.
El baño principal es una caja negra recubierta de mármol Ebony Chrystal en el piso, las paredes y el plafón. El espacio se abre hacia el pasillo que conecta la biblioteca con la habitación principal, y por tanto hacia el muro de vegetación.
De esta terraza de la casa se puede distinguir el muro de vegetación y el volumen del interior.
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