Un mesón recuerda a las antiguas cantinas y casas de comida de los pequeños pueblos de España. Por este motivo, los arquitectos buscan reincorporar elementos que recuerden a materiales tradicionales, y a utensilios y herramientas del patrimonio del lugar, como es el gran fósil de tronco de olivo de 100 millones de años, la chimenea y utensilios.
El resultado es un espacio más eficiente lleno de encuentros honestos entre lo vernáculo y lo nuevo, con zonas de bar y restaurante separadas por los núcleos de aseos y cocinas. Estos volúmenes han sido revestidos por una pieza porcelánica oscura y pulida, creando un contraste con el resto del espacio, cubierto por una combinación de cerámicas que rememoran madera y arpillera en suelos y paredes.
El espacio original era un espacio alargado y profundo, con escasez de luz natural, Hoy es una serie de acontecimientos que sorprenden al visitante por la cantidad de luz natural y el diálogo Nuevo y antiguo.
En la fachada, el nuevo almacén de dos plantas queda oculto tras un filtro de lamas de aluminio para crear ese encuentro antiguo y nuevo.
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