jueves, 30 de mayo de 2019

Personalizar el espacio con un muro curvo por Ciria Alvarez Arquitectos y Cristina Soler de Loma-Ossorio

La farmacia Jerez 3 es una pequeña farmacia de 58,80 m², situada en los bajos de un edificio residencial del popular barrio madrileño de Chamartín. El objeto de la reforma, llevada a cabo por el despacho Ciria Álvarez Arquitectos en colaboración con la arquitecta Cristina Soler de Loma-Ossorio, fue actualizar un local con poca visibilidad, oscuro y desordenado, con falsos techos que cubrían el canto de unas vigas y el paso de las instalaciones comunes del edificio.
El nuevo espacio adquirió una nueva personalidad con el muro curvo, definido por un arco de medio punto, que divide el establecimiento en zona de venta y exposición, y zona de servicio. Los puestos de atención a los clientes se individualizaron mediante dos mostradores cilíndricos de madera lacada en blanco que permiten una atención personal más directa.
Zona pública.
El lado cóncavo de la curva está delimitado a lo largo de todo su perímetro por las finas estanterías continuas que rodean a los visitantes y ofrecen la máxima longitud para la exposición de los diferentes productos a la venta. Explican los arquitectos que “el interior circular convierte al cliente en el centro focal, consiguiendo así una experiencia más dinámica que enriquece las situaciones perceptivas con el contenido en línea siguiendo el concepto de marketing farmacéutico actual”.
La zona de exposición y venta se abre a la calle a través del escaparate y la puerta de acceso, acristalados de suelo a techo y en continuidad con el exterior. Los suelos y las paredes de la farmacia se han pintado de blanco hasta una altura de 2,20 m, mientras que el perímetro superior, el techo y la columna central se han pintado de color negro, al igual que la fachada. La limitación de la altura libre se resuelve dejando vistas las vigas y las instalaciones del edificio, pero pintándolas de negro para que pasen desapercibidas.
Zona privada.
El lado convexo de la curva contiene la zona de servicio de la farmacia con un área de clasificación y recepción de los medicamentos junto a la cajonera, un pequeño despacho con un hueco abierto a la zona de venta y un pequeño aseo. Un discreto paso abierto en el muro cilíndrico pone en comunicación ambas zonas, evitando las vistas directas.
El diseño desarrollado sirvió para facilitar la construcción y el montaje de los elementos del local como concluyen los autores del proyecto: “el uso de esta geometría elemental simplifica el proceso de construcción y montaje para el que se disponía de pocas semanas en el periodo vacacional de la actividad. Las baldas para la exposición de producto se realizaron en chapón metálico de 6 mm con corte láser y acabado lacado al horno en color blanco. La continuidad del material y su escaso espesor transmite una sensación de ligereza. En el exterior, la fachada se ha revestido con bandejas de chapa metálica lacada en negro en la que se recorta la publicidad del establecimiento retroiluminada.”

Para más información visiten: Ciria Alvarez






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